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Juan 16:22 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

22 También vosotros estáis ahora tristes, pero cuando vuelva a veros os alegraréis en gran manera, y nadie podrá arrebataros vuestro gozo.

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Biblia Reina Valera 1960

22 También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro corazón, y nadie os quitará vuestro gozo.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

22 Así que ahora ustedes tienen tristeza, pero volveré a verlos; entonces se alegrarán, y nadie podrá robarles esa alegría.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

22 Así también ustedes ahora sienten tristeza, pero yo los volveré a ver y su corazón se llenará de alegría, y nadie les podrá arrebatar ese gozo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

22 También vosotros ahora tenéis tristeza; pero os veré otra vez y vuestro corazón se alegrará, y nadie os quita° vuestro gozo.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

22 También vosotros sentís tristeza ahora; pero yo volveré a veros y entonces se alegrará vuestro corazón y esa alegría vuestra nadie os la quitará.

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Juan 16:22
40 Referans Kwoze  

Las mujeres, llenas al mismo tiempo de miedo y de alegría, salieron del sepulcro y corrieron en busca de los discípulos para comunicarles el mensaje del ángel; pero mientras iban a llevarles la noticia, 5


pero mira, sólo hay una cosa por la que vale la pena preocuparse, y María la ha descubierto. ¡No seré yo quien se la quite!


Abraham le respondió: 'Hijo, recuerda que tú tuviste en la vida toda clase de bienes, mientras que Lázaro solamente tuvo males. Ahora él está aquí, y recibe consuelo, en tanto que tú eres atormentado.


'Sí, les respondió el rey, pero yo os digo que, en la vida, al que tiene se le dará más; pero al que apenas tiene, aun lo poco que tenga se le quitará.


Ellos no cabían en sí de alegría, aun cuando todavía dudaban de lo que estaban viendo. ¿Tenéis aquí algo de comer? les preguntó,


No estéis preocupados. ¿Creéis en Dios? Pues creed también en mí.


Dentro de poco, el mundo dejará de verme, pero vosotros sí me veréis; porque yo vivo, y vosotros viviréis por la vida que os daré.


Mi paz os dejo, mi paz os doy; pero la paz que yo os doy no es como la que ofrece el mundo. No estéis, pues, preocupados ni temerosos.


Dentro de poco me habré ido y dejaréis de verme, pero poco después me volveréis a ver, porque yo voy al Padre. La despedida de Jesús


Os lo aseguro: mientras que vosotros lloraréis y os lamentaréis por lo que me ha de suceder, el mundo, por el contrario, se alegrará. Sin embargo, aunque primero os hayáis sentido invadidos por la tristeza, esa aflicción vuestra se tornará después en júbilo.


¿Quizá por la tristeza que os embarga a causa de mi partida?...


¡Es el Señor! le dijo a Pedro el discípulo al que Jesús quería entrañablemente. Y Simón Pedro, al oírlo, se vistió la ropa que antes se había quitado para pescar, y se lanzó al agua.


En cambio, nunca más tendrá sed aquel que beba del agua que yo ofrezco, porque el agua que yo le daré se convertirá en su interior en una fuente inagotable de vida eterna.


Pero los discípulos que dejaron en Antioquía estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo.


A medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, mientras todos los presos les escuchaban.


Diariamente acudían al templo, partían el pan en las casas y comían juntos con gran alegría y sinceridad de corazón.


Pero los discípulos, que salieron gozosos del concilio porque se les había considerado dignos de sufrir ultrajes a causa del nombre de Cristo,


se nos tiene por tristes, pero estamos siempre gozosos; somos pobres, pero enriquecemos a muchos; no tenemos nada, pero lo poseemos todo.


Que el mismo Señor Jesucristo, y Dios nuestro Padre, que nos amó y que por pura gracia nos dio eterno consuelo y una esperanza que no tiene parangón,


Compartisteis los padecimientos de los que eran encerrados en mazmorras, y sufristeis con alegría que os despojasen de vuestros bienes, sabiendo que en el cielo os espera la herencia de una riqueza mejor y eterna.


De este modo, mediando el juramento, Dios nos garantiza doblemente su promesa, pues en ambas cosas es imposible que Dios mienta; y los que acudimos a él en busca de salvación, gozamos de un verdadero consuelo asiéndonos con toda seguridad a la esperanza puesta delante de nosotros.


Vosotros, aunque no le habéis visto, le amáis; y confiáis en él, aun cuando en el momento actual todavía no le veáis. Por eso, el gozo que sentís es indescriptible y glorioso,


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