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Juan 12:25 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

25 El que ama con exceso su vida, la perderá; pero el que desprecia su vida en este mundo, obtendrá la vida eterna.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

25 El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

25 Los que aman su vida en este mundo la perderán. Los que no le dan importancia a su vida en este mundo la conservarán por toda la eternidad.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

25 El que ama su vida la destruye; y el que desprecia su vida en este mundo, la conserva para la vida eterna.

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La Biblia Textual 3a Edicion

25 El que ama su vida, la pierde; y el que aborrece su vida en este mundo, la guardará para vida eterna.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

25 El que ama su vida la pierde y el que odia su vida en este mundo la conservará para vida eterna.

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Juan 12:25
13 Referans Kwoze  

El que encuentra su vida, la perderá; pero el que pierde su vida por causa mía, la encontrará.


Porque todo aquel que pretenda salvar su vida, la perderá; en cambio, cualquiera que pierda la vida por causa de mí, la encontrará.


Y cualquiera que por mi causa haya dejado casas, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o tierras, recibirá entonces cien veces lo que haya dejado, y además recibirá como en herencia la vida eterna.


Todo aquel que trate de salvar su vida, la perderá; pero cualquiera que dé su vida por causa mía y por causa del evangelio, la salvará.


El que quiera seguirme ha de amarme a mí más que a su padre y a su madre, más que a su esposa y a sus hijos, más que a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso más que a su propia vida. De otra manera no podrá ser discípulo mío.


El que trate de salvar su vida, la perderá; y el que la pierda, se salvará.


Pero no me importa cuánto haya de padecer, pues al fin y al cabo mi vida carecería de valor si no llegara a su final con alegría, habiendo cumplido la tarea que el Señor Jesús me confió de testificar acerca del evangelio del amor de Dios.


Él nos respondió: ¿A qué viene ese llanto? ¿Queréis acaso destrozarme el corazón? Mirad, yo estoy dispuesto, no sólo a que me encarcelen, sino a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús.


Por la fe algunas mujeres recobraron resucitados a sus seres amados; pero hubo quienes, aunque fueron torturados hasta la muerte, rehusaron ser liberados, porque confiaban en resucitar a una vida mejor.


Ellos lo vencieron por la sangre del Cordero y por el testimonio que dieron despreciando su propia vida hasta la muerte.


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