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Apocalipsis 21:2 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

2 Y vi yo, Juan, la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo, de la presencia de Dios, con la bella apariencia de una novia ataviada para su esposo.

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Biblia Reina Valera 1960

2 Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

2 Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que descendía del cielo desde la presencia de Dios, como una novia hermosamente vestida para su esposo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

2 Y vi a la Ciudad Santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo, de junto a Dios, engalanada como una novia que se adorna para recibir a su esposo.

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La Biblia Textual 3a Edicion

2 Y° vi que descendía del cielo, de Dios,° la ciudad° santa: Una nueva Jerusalem, dispuesta como una esposa ataviada para su esposo.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

2 Y vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén, que bajaba del cielo de parte de Dios, preparada como esposa ataviada para su esposo.

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Apocalipsis 21:2
28 Referans Kwoze  

Esto es como una boda: el novio es quien se deleita con la presencia de la novia; pero el amigo del novio, que está cerca de él y le escucha, también se goza de la alegría del novio. Pues bien, yo soy como el amigo del novio, y me alegro profundamente por él,


porque tengo celos de vosotros, unos celos que Dios ha puesto en mí. Como a una doncella pura, os he prometido a un único esposo, a Cristo, y quisiera presentaros a él para que le améis con toda fidelidad.


Así vivió Abraham, porque con toda confianza esperaba llegar a la ciudad celestial, cuyo arquitecto y constructor es Dios.


Pero no era ese su deseo, sino que cifraron todos sus anhelos en llegar a un mejor destino, la patria celestial. Por eso Dios no se avergüenza de llamarse Dios de ellos, porque les tenía preparada la ciudad eterna.


Pero vosotros habéis tenido la dicha de llegaros directamente al verdadero monte de Sión, a la ciudad del Dios viviente, la Jerusalén celestial, a la compañía de miles y miles de ángeles


No olvidemos que nuestra ciudadanía definitiva no está en el mundo actual, sino que vamos en busca de la ciudad por venir y permanente.


Este es el libro de la revelación que Dios confió a Jesucristo para que mostrase a sus siervos las cosas que pronto han de acontecer. Jesucristo envió su ángel a su siervo Juan, para dársela a conocer,


Juan, a las siete iglesias de la provincia de Asia. Que sobre vosotros, hermanos míos, repose la gracia y la paz de Dios, el que es y era y ha de venir, de los siete espíritus que están delante de su trono,


Yo, Juan, vuestro hermano y compañero en los sufrimientos, en el reino de Dios y en la paciente espera de Jesucristo, me encontraba en la isla de Patmos, desterrado por predicar la palabra de Dios y testificar de Jesucristo.


No midas el patio exterior del templo, porque ha sido entregado a los gentiles, que pisotearán la ciudad santa durante cuarenta y dos meses.


Me llevó en espíritu a un monte grande y alto, desde el cual contemplé la santa y maravillosa ciudad de Jerusalén, que bajaba del cielo, de la presencia de Dios.


Entonces uno de los siete ángeles que habían vertido las copas que contenían las siete últimas plagas, vino a hablar conmigo y me dijo: Ven y te presentaré a la novia, la esposa del Cordero.


El Espíritu Santo y la esposa dicen: Ven.Y el que oiga esta llamada diga también: Ven.Y el que tenga sed, que venga. Y el que quiera, que beba totalmente gratis del agua de la vida.


Y si alguno quita algo del contenido profético del libro, Dios le quitará a él su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa que aquí se describen.


Al vencedor lo haré columna del templo de mi Dios, donde permanecerá para siempre. Sobre él escribiré el nombre de mi Dios, y será ciudadano de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, que el Señor hará que descienda del cielo. Llevará, pues, escrito sobre sí mi nombre nuevo.


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