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Apocalipsis 2:23 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

23 En cuanto a sus hijos, los heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que soy yo quien escudriña la mente y el corazón de los hombres, y quien da a cada cual su merecido.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

23 Y a sus hijos heriré de muerte, y todas las iglesias sabrán que yo soy el que escudriña la mente y el corazón; y os daré a cada uno según vuestras obras.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

23 Heriré de muerte a sus hijos. Entonces todas las iglesias sabrán que yo soy el que examina los pensamientos y las intenciones de cada persona. Y le daré a cada uno de ustedes lo que se merezca.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

23 A sus hijos los heriré de muerte; así entenderán todas las Iglesias que yo soy el que escudriña el corazón y la mente, dando a cada uno según sus obras.

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La Biblia Textual 3a Edicion

23 y a sus hijos mataré con mala muerte,° y todas las iglesias conocerán que Yo soy el que escudriña riñones y corazones,° y os daré a cada uno de vosotros conforme a vuestras obras.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

23 A sus hijos los mataré sin remisión, y conocerán todas las Iglesias que soy yo quien escruta los corazones y las entrañas. Yo os daré a cada uno de vosotros según sus obras.

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Apocalipsis 2:23
39 Referans Kwoze  

Pero un día vendrá el Hijo del hombre en la gloria de su Padre celestial, y los ángeles con él, y entonces pagará a cada cual de acuerdo con las obras que haya realizado.


Vosotros os hacéis pasar en público por personas muy justas, pero no olvidéis que Dios sabe lo que hay en el fondo de vuestro corazón. Por eso, aunque con una conducta fingida os ganéis la admiración de quienes os rodean, para Dios estáis cometiendo abominación. Otras enseñanzas


Luego, por tercera vez, le preguntó: Simón, hijo de Jonás, ¿de veras me quieres? Pedro, profundamente entristecido porque Jesús le preguntaba lo mismo por tercera vez, le contestó: Señor, tú sabes todas las cosas: tú sabes que te quiero. Apacienta mis ovejas.


Le dijo Jesús: Ve en busca de tu marido, y ven acá de nuevo.


Luego oraron: 'Señor, tú que conoces el corazón de todos los hombres, muéstranos cuál de estos dos has escogido


Esto significa que todos y cada uno de nosotros tendremos que dar cuenta a Dios de nuestros propios actos.


Y el Padre, que conoce hasta lo más íntimo del corazón, sabe lo que el Espíritu dice, porque el Espíritu intercede por nosotros de acuerdo con la voluntad de Dios. Más que vencedores


Porque un día habremos de comparecer ante el tribunal de Cristo para ser juzgados, y entonces cada cual recibirá lo que merezcan las buenas o malas acciones que haya realizado mientras permanecía en su cuerpo terrenal. El ministerio de la reconciliación


pues cada uno ha de cargar con sus propias faltas y problemas.


Nada hay en todo lo creado que escape al conocimiento de Dios, pues todo lo que somos y todo lo que existe está desnudo y expuesto ante los ojos de Dios, a quien tenemos que rendir cuentas de nuestros actos. Jesús, el gran sumo sacerdote


Y recordad también que el Padre celestial, cuyo nombre invocáis, no hace diferencia entre persona y persona cuando juzga, sino que a cada uno lo juzga según sus propias acciones, con perfecta justicia. Por tanto comportaos con temor reverente durante todo el tiempo de vuestra peregrinación por este mundo, camino del cielo.


El que pueda oir, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. 'El vencedor no padecerá los efectos dañinos de la segunda muerte'. A la iglesia de Pérgamo


El que pueda oir, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. 'Al vencedor le daré a comer del fruto del árbol de la vida, que está en medio del paraíso de Dios'. A la iglesia de Esmirna


Vi también a los muertos, grandes y pequeños, de pie en la presencia de Dios. Fueron abiertos los libros, y el libro de la vida; y a los muertos se les juzgó por las obras que habían realizado y de acuerdo con lo que estaba consignado en los libros.


El mar devolvió los muertos sepultados en su seno, y lo mismo hicieron la tierra, la muerte y el Hades; y se juzgó a cada cual por las obras que había realizado.


Mira, yo voy a venir pronto, y traeré la recompensa que he de dar a cada uno según hayan sido sus obras.


Miré, y vi que aparecía un caballo bayo. El jinete que lo montaba se llamaba Muerte, y detrás de él iba el Infierno. Se le dio potestad sobre una cuarta parte de la tierra, para que matase a la gente con la guerra, el hambre, la peste y las fieras salvajes.


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