4 Ciertamente, quienes estamos en esta tienda de campaña que es nuestro cuerpo terrenal, gemimos llenos de angustia al pensar que vamos a ser desnudados; aunque lo que sí deseamos es ser revestidos, para que lo mortal que hay en nosotros sea absorbido por la vida eterna.
4 Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
4 Mientras vivimos en este cuerpo terrenal, gemimos y suspiramos, pero no es que queramos morir y deshacernos de este cuerpo que nos viste. Más bien, queremos ponernos nuestro cuerpo nuevo para que este cuerpo que muere sea consumido por la vida.
4 Sí, mientras estamos bajo tiendas de campaña sentimos un peso y angustia: no querríamos que se nos quitase este vestido, sino que nos gustaría más que se nos pusiese el otro encima y que la verdadera vida se tragase todo lo que es mortal.
4 Porque los que aún estamos en este tabernáculo, gemimos con angustia, por cuanto no queremos ser desvestidos, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
4 Los que estamos en esta tienda gemimos agobiados, no porque queramos ser desvestidos, sino sobrevestidos, de suerte que lo mortal quede absorbido por la vida.
Y no solo ella, sino nosotros mismos, que clamamos por ser liberados de aflicciones y sufrimientos a pesar de llevar en nuestro interior el Espíritu Santo como un anticipo de la gloria venidera. Nosotros también gemimos, esperando con ansiedad el día en que nuestra adopción como hijos incluya la renovación eterna de nuestro cuerpo mortal.