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2 Corintios 3:7 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

7 Aquel mortal ministerio de leyes grabadas con letras en la piedra fue instituido como algo glorioso; tanto, que el pueblo no podía fijar la mirada en Moisés a causa del resplandor de su rostro, del brillo de una gloria que había de desvanecerse.

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Biblia Reina Valera 1960

7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro, la cual había de perecer,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 El camino antiguo, con leyes grabadas en piedra, conducía a la muerte, aunque comenzó con tanta gloria que el pueblo de Israel no podía mirar la cara de Moisés. Pues su rostro brillaba con la gloria de Dios, aun cuando el brillo ya estaba desvaneciéndose.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 Cuando se dieron leyes grabadas en tablas de piedra, ese ministerio fue rodeado de gloria, a pesar de que no traía más que sentencias de muerte; eso no obstante, los israelitas no podían fijar su mirada en el rostro de Moisés a causa de su resplandor, aunque era fugaz.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 Y si el ministerio de muerte grabado con letras en piedras fue con gloria, tanto que los hijos de Israel no pudieron fijar los ojos en el rostro de Moisés a causa de la gloria de su rostro° (la cual se desvanece),°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Si aquel ministerio de muerte, grabado con letras sobre piedras, fue tan glorioso que los hijos de Israel no podían fijar la vista en el rostro de Moisés a causa del resplandor -aunque pasajero- de su rostro,

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2 Corintios 3:7
38 Referans Kwoze  

En aquel momento, todos los que se hallaban presentes en el concilio, al fijar los ojos en Estaban, vieron que su rostro era como el rostro de un ángel.


No entienden que el fin de la ley es Cristo, y que a quienes creen en él Dios los declara justos.


Pero lo cierto es que somos incapaces de cumplir la ley, y la ley, si no se cumple, lleva consigo la condena. ¡La única ley que no se puede quebrantar es la ley que no existe!


La ley fue dada para que todos tuviésemos plena conciencia de nuestro pecado; pero cuanto más creció el pecado, mucho más derramó Dios sobre todos su gracia y su perdón.


Y así fue que el mismo mandato que había sido dispuesto para darnos vida, me condenó irremisiblemente a muerte;


En lo íntimo de mi conciencia reconozco que no hay nada superior a la ley de Dios,


Mientras estábamos sometidos a nuestra naturaleza humana, enemistada con Dios, las pasiones pecaminosas que actuaban en nosotros y que llevaban consigo el fruto maligno de la muerte, nos hacían desear lo que Dios había prohibido.


pero entonces, cuando venga lo perfecto, lo parcial será eliminado.


Evidentemente, vosotros sois como una carta de Cristo expedida por nosotros, no escrita con tinta, sino con el Espíritu del Dios viviente; no grabada en tablas de piedra, sino en las tablas del corazón.


Él es quien nos hizo servidores competentes de un nuevo pacto, que no consiste en la obediencia a la letra de determinadas normas legales, sino en un Espíritu de renovación, por cuanto la letra en sí misma lleva a la muerte, mientras que el Espíritu es dador de la vida. La gloria del nuevo pacto


Pues bien, ¿cómo no esperar que sea mayor aún la gloria del ministerio del Espíritu que da la vida?


En cambio, los que para salvarse se aferran a la ley mosaica, están bajo la maldición de Dios, como dicen las Escrituras: 'Maldito aquel que no cumpla todas y cada una de las disposiciones escritas en el libro de la ley'.


Vosotros no os habéis tenido que acercar, como los israelitas, al monte Sinaí, que se podía tocar; ni habéis tenido que soportar su fuego abrasador, ni la oscuridad, ni las profundas tinieblas, ni la espantosa tempestad desencadenada en aquel monte.


Pero la gloria de Jesús es muy superior a la de Moisés, porque la gloria del que construye una casa es siempre superior a la gloria de la propia casa.


donde estaban el altar de oro del incienso y el arca del pacto, totalmente recubierta de oro puro. En esta arca se guardaba una urna de oro que contenía un poco de maná, y también la vara de Aarón que había reverdecido, y las tablas de piedra sobre las que fue escrito el primer pacto.


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