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1 Pedro 1:8 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

8 Vosotros, aunque no le habéis visto, le amáis; y confiáis en él, aun cuando en el momento actual todavía no le veáis. Por eso, el gozo que sentís es indescriptible y glorioso,

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Biblia Reina Valera 1960

8 a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

8 Ustedes aman a Jesucristo a pesar de que nunca lo han visto. Aunque ahora no lo ven, confían en él y se gozan con una alegría gloriosa e indescriptible.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

8 Ustedes lo aman sin haberlo visto; ahora creen en él sin verlo, y nadie sabría expresar su alegría celestial'

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La Biblia Textual 3a Edicion

8 a quien amáis sin haberlo visto, en quien aun no viéndolo, pero creyendo, os alegráis con gozo inefable y glorioso;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

8 Sin haberlo visto, lo amáis; y sin verlo por ahora, pero creyendo en él, experimentáis un gozo inefable y glorioso

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1 Pedro 1:8
37 Referans Kwoze  

El que ama a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; ni es digno de mí el que ama a su hijo o a su hija más que a mí.


Si de veras me amáis, guardad los mandamientos que os he dado,


El que recibe mis mandamientos y los guarda, ése es el que realmente me ama; y porque me ama, también mi Padre lo amará; y yo lo amaré y me revelaré a él.


En cambio, el que no me ama, tampoco va a cumplir mis mandamientos. Ahora bien, recordad que todo esto que os digo no es mío, sino del Padre, que me envió.


También vosotros estáis ahora tristes, pero cuando vuelva a veros os alegraréis en gran manera, y nadie podrá arrebataros vuestro gozo.


Tomás, has creído en mí porque me has visto... ¡Dichosos los que lleguen a creer sin haberme visto!


Si Dios fuera vuestro padre, sin duda me amaríais, pues yo he venido de Dios. Y no vine por mi propia cuenta, sino porque Dios me ha enviado.


Más tarde los llevó a su casa y les preparó la mesa para que comieran; y todos, el carcelero y los suyos, rebosaban de alegría porque habían creído en Dios.


Después de todo, lo que realmente debemos entender es que el reino de Dios no consiste en comer ni en beber, sino en la justicia, la paz y la alegría que proceden del Espíritu Santo.


Por lo tanto, gentiles, que el Dios que os ha dado la esperanza os colme de dicha y de paz por haber creído en él. Que reboséis de esperanza mediante el poder del Espíritu Santo que habita en vosotros. Pablo, ministro de los gentiles


El que no ame al Señor Jesucristo está bajo maldición. ¡Ven, Señor!


fue arrebatado al paraíso, donde escuchó cosas que ningún lenguaje humano podría expresar.


Por eso, no miremos tanto a lo que tenemos aquí al alcance de la vista, sino pongamos nuestras miras en lo que todavía no podemos ver. Porque las cosas materiales que ahora vemos, son fugaces; pero las espirituales, las que no vemos, son eternas.


pues ahora no nos movemos por la vista, sino tan sólo por la fe.


¡Gracias a Dios por el don de Jesucristo, que no hay palabras que puedan describirlo!


En cambio, cuando el Espíritu Santo dirige nuestra vida, produce en nosotros frutos de amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe,


Los que hemos recibido en Cristo la promesa de la vida eterna, no hemos de preocuparnos de si estamos o no circuncidados. Lo que a nosotros nos importa es la fe que actúa por medio del amor.


lleguéis a ser plenamente capaces de comprender, junto con todo el pueblo de Dios, la anchura, longitud, altura y profundidad del amor de Cristo, un amor que va más allá de toda posibilidad de conocimiento humano. De esa forma, la plenitud de Dios estará en vosotros y os llenará por completo.


Que la gracia de Dios sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inquebrantable.


Por lo cual confío en permanecer todavía algún tiempo en este mundo, para ayudaros a crecer y a gozaros en la fe;


Pero sabed que los verdaderos circuncidados somos nosotros, los que en espíritu servimos a Dios, los que ponemos toda nuestra gloria en Cristo Jesús y no confiamos en esfuerzos humanos.


Estad siempre alegres en el Señor. Repito, ¡estad alegres!


La fe es la certidumbre de lo que se espera, la convicción de alcanzar lo que no se ve.


Así, por la fe salió Moisés de Egipto sin temor a la ira del rey, y se mantuvo firme, como si estuviera viendo al Invisible, a Dios, caminar a su lado.


Sé que por eso estáis alegres, aunque quizás en el tiempo presente todavía tengáis que soportar el ser sometidos a prueba una y otra vez.


Para vosotros, los que creéis en Cristo, él es precioso; pero respecto de los que le rechazan, dicen las Escrituras: 'La piedra que los constructores despreciaron es ahora la piedra fundamental, la cabeza del ángulo'.


Así, cuando regrese el Príncipe de los pastores, recibiréis una corona gloriosa e incorruptible.


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