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1 Juan 5:13 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

13 A vosotros, que creéis en el Hijo de Dios e invocáis su nombre, os he escrito estas cosas para que sepáis que tenéis vida eterna;

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Biblia Reina Valera 1960

13 Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

13 Les he escrito estas cosas a ustedes, que creen en el nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

13 Les he escrito, pues, a ustedes que creen en el Nombre del Hijo de Dios, para que sepan que tienen vida eterna.

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La Biblia Textual 3a Edicion

13 Estas cosas os estoy escribiendo a los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

13 Os escribo estas cosas a los que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna.

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1 Juan 5:13
26 Referans Kwoze  

Pero a todos los que la recibieron, a los que creen en su nombre, les concedió el privilegio de poder ser hechos hijos de Dios.


Jesús permaneció en Jerusalén durante toda la fiesta de la Pascua, y muchos, al ver las señales que hacía, creyeron en él.


Pero las que aquí se han narrado fueron escritas para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida por medio de él.


Este discípulo es el que ha dado testimonio de los hechos acaecidos y los ha puesto por escrito. Y nos consta que su testimonio es absolutamente veraz.


Por eso, no hay condena eterna para quienes han depositado en el Hijo su esperanza de salvación; en cambio, quienes no creen en él ya están condenados, por no creer en el Hijo único de Dios.


Os aseguro esto: El que escucha mi mensaje y cree a Dios, que me envió, tiene vida eterna; y nunca caerá en condenación a causa de sus pecados, porque ha pasado de la muerte a la vida.


Este hombre, que como sabéis era cojo, ha sido sanado por la fe en el nombre de Jesús. ¡Ese nombre es el que lo ha vigorizado! Por la fe recibida de Jesús, su sanación es total y perfecta, como todos vosotros podéis ver.


En nadie sino en él hay salvación, pues fuera de su nombre no se ha dado debajo del cielo ningún otro que podamos invocar para ser salvos.


Sabemos que cuando se deshaga este cuerpo nuestro, esta especie de tienda de campaña que acoge a nuestra vida, Dios nos dará en los cielos un nuevo edificio, una casa eterna no hecha por manos humanas.


Y Dios, por ser sus hijos, ha enviado a nuestros corazones al Espíritu de su propio Hijo Jesucristo, de modo que también nosotros, sin ningún temor, podemos llamarle Padre.


Por conducto de Silvano, que es a mi juicio un hermano fiel, os envío esta breve carta, deseando animaros y ofreceros mi testimonio personal de que la gracia de Dios, en la que vosotros estáis, es la verdad.


Todo esto os escribimos para que vuestra alegría sea completa. Caminemos en la luz


Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Pero si alguno ha pecado, tenemos un abogado ante el Padre: Jesucristo el justo,


Así pues, no os estoy escribiendo porque piense que aún no tenéis conocimiento de la verdad, sino precisamente porque la conocéis y sabéis que ninguna mentira puede proceder de la verdad.


Porque en esto, en la vida eterna, consiste la promesa que nos hizo Jesucristo.


Os escribo ahora estas cosas para que tengáis una clara referencia acerca de los que tratan de engañaros.


Y en esto consiste su mandamiento: en que creamos en su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros.


Y Dios nos demostró su amor enviando a este mundo a su Hijo único, para que muriendo él por nosotros pudiéramos nosotros tener vida eterna.


El que cree en el Hijo de Dios, ha aceptado ya en su corazón este testimonio; el que no cree, deja a Dios por mentiroso, porque no cree en el testimonio que él ha dado respecto de su Hijo.


Y en esto consiste el testimonio: en que Dios nos ha concedido vida eterna, la vida que está en su Hijo.


pero nos consta que Cristo, el Hijo de Dios, ha acudido en nuestro auxilio, y que nos ha dado la necesaria inteligencia para conocer al Dios verdadero. Y en él estamos, en el verdadero, porque estamos en su Hijo Jesucristo. ¡Él es el Dios verdadero y la vida eterna!


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