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1 Juan 3:5 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

5 Además, sabéis que él apareció como hombre para quitar nuestros pecados, y que jamás cometió pecado alguno.

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Biblia Reina Valera 1960

5 Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

5 y ustedes saben que Jesús vino para quitar nuestros pecados, y en él no hay pecado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

5 Bien saben que Este vino para quitar nuestros pecados, y que en él no hay pecado.

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La Biblia Textual 3a Edicion

5 Y sabéis que Él fue manifestado para que cargara° los° pecados,° aunque en Él no hay pecado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

5 Y sabéis que él se manifestó para quitar los pecados, pues en él no hay pecado.

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1 Juan 3:5
33 Referans Kwoze  

Cuando ese hijo nazca, tú le pondrás por nombre Jesús. Lo llamarás así porque él salvará a su pueblo de sus pecados.


Nosotros sufrimos el justo pago de los delitos que hemos cometido, pero este hombre es inocente.


Cuando el centurión que mandaba a los soldados encargados de la ejecución vio lo ocurrido, alabó a Dios y exclamó: ¡Verdaderamente este hombre era inocente!


Al día siguiente vio Juan a Jesús, que se acercaba a él, y exclamó: Mirad, ahí está el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.


Yo no sabía que él fuera el que esperábamos, pero he estado bautizando con agua para preparar el camino a su 'manifestación a la nación israelita.


No me queda mucho tiempo para hablaros, porque ya está viniendo el príncipe de este mundo. Él no tiene poder sobre mí,


¿Quién entre vosotros podría acusarme de pecado? Sabéis muy bien que yo digo la verdad, pero no me creéis.


Porque Dios tomó a Cristo, que de sí mismo no conocía el pecado, y le hizo cargar con el nuestro como si fuera suyo; de esta forma, a nosotros, libres ya de toda culpa, Dios nos declara justos.


Digno es de ser creído y proclamado este mensaje: Que Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores. De estos ciertamente yo soy el primero,


Porque, sin lugar a dudas, el misterio de nuestra religión es de una grandeza extraordinaria:Cristo se manifestó en forma humana,el Espíritu Santo dio testimonio de ély los ángeles le vieron.Fue anunciado a los gentiles, aceptado en el mundo y recibido gloriosamente en el cielo.


Él se entregó a la muerte para pagar nuestra liberación del pecado y hacernos pueblo suyo, un pueblo deseoso de practicar el bien.


Y el Hijo, resplandor de la gloria de Dios y manifestación de su ser, y quien mantiene con su palabra poderosa el orden de todo lo que existe, se entregó a la muerte para purificarnos de nuestros pecados. Luego se sentó en el cielo, en el lugar de honor, a la derecha de la soberana majestad de Dios;


Porque él no es un sumo sacerdote incapaz de comprendernos y compadecernos en nuestras debilidades; sino uno que, a semejanza nuestra, pasó por las mismas pruebas y tentaciones que nosotros pasamos, pero que nunca cedió ante ninguna de ellas, ni cometió pecado.


Tal es el sumo sacerdote que nos convenía: santo, inocente, sin mancha de pecado, apartado de los pecadores y hecho más sublime que los mismos cielos.


Si le hubiera sido necesario ofrecerse muchas veces, también muchas veces habría tenido que morir desde que el mundo es mundo; pero no fue así, sino que en estos tiempos del fin se presentó para entregarse a sí mismo en sacrificio, una vez por todas, para quitar de en medio el pecado.


así también Cristo fue ofrecido una sola vez en sacrificio para quitar los pecados de muchos. Y cuando él, en su momento, aparezca por segunda vez, no será ya para quitar el pecado, sino para traer salvación a los que le esperan.


Dios pagó el precio de vuestro rescate, para libraros de la vana manera de vivir que heredasteis de vuestros antepasados. Pero no lo pagó con oro o plata, cosas que se pasan con 'el tiempo,


predestinado por Dios desde antes de la creación del mundo para ser manifestado por amor a vosotros en estos últimos tiempos.


Él nunca pecó, ni de sus labios brotó jamás una mentira;


Cristo murió en la cruz llevando en su propio cuerpo la carga de nuestros pecados, para que nosotros, habiendo muerto con él al pecado, podamos vivir 'a la justicia. Por su herida mortal habéis sido vosotros sanados.


Ya sabéis que también Cristo padeció una sola vez a causa de los pecados, el justo por los injustos, para llevaros a la reconciliación con Dios. Ciertamente murió en el cuerpo, pero lo resucitó el Espíritu Santo,


Porque la vida se ha manifestado, y nosotros la hemos visto y damos testimonio de ella. Por eso os proclamamos ahora la vida eterna, que estaba con el Padre y se nos manifestó.


Pero si andamos en la luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús, el Hijo de Dios, nos limpia de todo pecado.


Hijitos míos, os escribo estas cosas para que no pequéis. Pero si alguno ha pecado, tenemos un abogado ante el Padre: Jesucristo el justo,


que se ofreció en sacrificio por nuestros pecados, y no solo por los nuestros sino también por los de todo el mundo.


Si sabéis que él es justo, entended igualmente que todo el que practica la justicia es nacido de él.


Pero todo el que persiste en practicar el pecado demuestra pertenecer al diablo, que desde el principio y hasta ahora no ha dejado de pecar. ¡Pero el Hijo de Dios vino a destruir las obras del diablo!


y de Jesucristo, el fiel testigo de la verdad. Él ha sido el primero en levantarse de los muertos para no volver a morir, y su soberanía se extiende sobre todos los reyes de la tierra. Movido por su amor infinito lavó con su sangre nuestros pecados,


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