Por tanto, cualquiera que quebrante uno de esos mandamientos, aun siendo el menos importante, y enseñe a otros a quebrantarlo, muy poco importante será considerado en el reino de los cielos. Y al contrario, cualquiera que los cumpla y enseñe a otros a cumplirlos, será considerado importante en el reino de los cielos.
Y esto en razón de que la mera obediencia a la ley no faculta a nadie para alcanzar el favor de Dios, pues lo que realmente hace la ley es darnos a conocer que estamos sometidos al pecado. La justicia mediante la fe
Pero lo cierto es que somos incapaces de cumplir la ley, y la ley, si no se cumple, lleva consigo la condena. ¡La única ley que no se puede quebrantar es la ley que no existe!
por todo lo cual, al volver ahí, habré de sentirme avergonzado delante de Dios, y posiblemente tendré que llorar porque muchos de los que pecaron no se hayan arrepentido todavía de la impureza, la inmoralidad sexual y el desenfreno de su conducta.
La oración hecha con fe sanará al enfermo: el Señor le devolverá la salud perdida y lo levantará del lecho, y si ha cometido pecados, el Señor se los perdonará.