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1 Juan 2:4 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

4 Quizás haya quien asegure: '¡Yo le conozco!', pero ese, quienquiera que sea, si no guarda sus mandamientos, es un embustero y no hay verdad en él.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

4 El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Si alguien afirma: «Yo conozco a Dios», pero no obedece los mandamientos de Dios, es un mentiroso y no vive en la verdad;

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Si alguien dice: 'Yo lo conozco', pero no guarda sus mandatos, ése es un mentiroso y la verdad no está en él.

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 El que dice: Yo lo conozco, y no guarda sus mandamientos, es mentiroso, y la verdad no está en él;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Quien dice: 'Yo lo conozco', pero no guarda sus mandamientos, es un mentiroso, y la verdad no está en él.

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1 Juan 2:4
13 Referans Kwoze  

Vosotros sois hijos del diablo, y vuestro deseo es hacer las mismas cosas que él hace. Desde el principio, el diablo ha sido asesino y enemigo de la verdad, por cuanto en él no hay ninguna verdad. Mentir es para él totalmente normal, porque es mentiroso y padre de la mentira.


Porque todavía quedan muchos, sobre todo procedentes de la circuncisión, es decir, del judaísmo, que se obstinan en sus errores y no dejan de decir vaciedades y mentiras.


Dicen conocer a Dios, pero con sus hechos demuestran no conocerlo; y son abominables, rebeldes e incapaces de hacer nada bueno.


Si decimos que no hemos pecado, estamos dejando a Dios por mentiroso y no retenemos su mensaje en nuestro corazón.


De modo que si decimos que tenemos comunión con él, pero seguimos andando por las tenebrosas sendas del pecado, mentimos. En ese caso no actuamos con verdad.


Si decimos que no cometemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y no hay verdad en nosotros.


Nosotros podemos saber que le conocemos, si guardamos de veras sus mandamientos.


El que dice que anda en la luz, pero odia a su hermano, sigue estando en tinieblas.


Por lo tanto, nadie que permanece en él sigue pecando; y al contrario, ninguno que sigue entregado al pecado le ha visto ni le ha conocido.


Si alguno dice: 'Yo amo a Dios', y al mismo tiempo odia a su hermano, es un embustero; porque si es incapaz de amar a su hermano, al que ve y conoce, ¿cómo podrá amar a Dios, a quien jamás ha visto?


Amados, ejercitémonos mutuamente en el amor fraternal, porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, da pruebas con ello de ser hijo de Dios y conocer a Dios.


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