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1 Corintios 1:7 - Biblia Castellano Antiguo (Nuevo Testamento)

7 de tal forma que ahora no carecéis de nada en ninguno de los dones espirituales que habéis recibido mientras esperáis la manifestación del mismo Señor nuestro Jesucristo.

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Biblia Reina Valera 1960

7 de tal manera que nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de nuestro Señor Jesucristo;

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Biblia Nueva Traducción Viviente

7 Ahora tienen todos los dones espirituales que necesitan mientras esperan con anhelo el regreso de nuestro Señor Jesucristo.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

7 No les falta ningún don espiritual y sólo esperan la venida gloriosa de Cristo Jesús, nuestro Señor.

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La Biblia Textual 3a Edicion

7 de tal manera que nada os falta en ningún don, aguardando la manifestación de nuestro Señor Jesús, el Mesías;

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

7 Así, pues, no carecéis de ningún don vosotros, los que esperáis la manifestación de nuestro Señor Jesucristo;

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1 Corintios 1:7
25 Referans Kwoze  

El reino de los cielos es comparable a diez muchachas que en una boda cogieron sus lámparas y salieron a recibir al novio.


como quienes esperan que su señor regrese de un banquete de bodas, dispuestos a abrirle la puerta en cuanto llegue y llame.


Pues lo mismo será el día en que el Hijo del hombre se manifieste.


Esa vida llegará el día en que Dios se revele a sus hijos, el día que la creación entera aguarda con ardiente anhelo.


Y no solo ella, sino nosotros mismos, que clamamos por ser liberados de aflicciones y sufrimientos a pesar de llevar en nuestro interior el Espíritu Santo como un anticipo de la gloria venidera. Nosotros también gemimos, esperando con ansiedad el día en que nuestra adopción como hijos incluya la renovación eterna de nuestro cuerpo mortal.


Por tanto, no os precipitéis vosotros a juzgar nada antes de tiempo, esto es, antes que venga el Señor, porque él será quien ponga luz donde ahora hay tinieblas profundas, y quien ponga de manifiesto las más ocultas intenciones. Cuando llegue ese momento, cada cual recibirá de Dios la alabanza que merezca.


En nada habéis sido menos que las otras iglesias, salvo en que jamás fui una carga para vosotros, mientras que sí lo fui para ellas. Si esto os parece ofensivo, perdonadme.


Pero nosotros, con ayuda del Espíritu Santo, esperamos ser hechos justos a los ojos de Dios por medio de la fe en Cristo.


Nosotros, en cambio, tenemos nuestra patria en el cielo, de donde esperamos el regreso de nuestro Salvador, el Señor Jesucristo,


Y cuando Cristo, que es vuestra vida, regrese y se manifieste, también vosotros seréis manifestados en forma gloriosa juntamente con él.


También nos han hablado del anhelo con que esperáis que regrese de los cielos su Hijo Jesús, a quien Dios resucitó de los muertos y quien nos libra de la condenación que ha de venir.


Permitid que os digamos a quienes ahora sois atribulados, que Dios nos dará reposo cuando el Señor Jesús se manifieste. Porque él vendrá del cielo con sus ángeles poderosos,


Lo que ahora me espera en el cielo es la corona galardón de justicia, que el Señor, el justo Juez, me tiene reservada para el día de su regreso. Una corona que no solamente me entregará a mí, sino a todos los que anhelan su venida. Instrucciones personales


mientras esperamos el día en que, al cumplirse la bendita promesa, se manifieste la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.


así también Cristo fue ofrecido una sola vez en sacrificio para quitar los pecados de muchos. Y cuando él, en su momento, aparezca por segunda vez, no será ya para quitar el pecado, sino para traer salvación a los que le esperan.


Por lo tanto, con inteligencia y sobriedad, poned la plenitud de vuestra esperanza en la gracia que Dios derramará sobre vosotros el día de la revelación de Jesucristo.


Sin embargo debéis estar gozosos, por cuanto así, hechos partícipes de los padecimientos de Cristo, el día en que su gloria sea revelada tendréis también la inmensa dicha de compartirla.


Así, cuando regrese el Príncipe de los pastores, recibiréis una corona gloriosa e incorruptible.


Vivid en la anhelante expectativa del día aquel, preparados para el instante en que Dios ponga fuego a los cielos, y los cuerpos celestes se fundan y deshagan envueltos en llamas.


Sí, amados, ahora somos hijos de Dios; pero todavía no se ha manifestado lo que después hayamos de ser. Pero de una cosa estamos seguros: cuando Cristo venga, seremos semejantes a él y 'le veremos tal como es.


Permaneced siempre en el amor de Dios, esperando que nuestro Señor Jesucristo, en su misericordia, os conduzca a la vida eterna.


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