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Números 11:1 - Biblia del Siglo de Oro

1 Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; lo oyó Jehová y ardió su ira. Se encendió entre ellos un fuego de Jehová que consumió uno de los extremos del campamento.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

1 Aconteció que el pueblo se quejó a oídos de Jehová; y lo oyó Jehová, y ardió su ira, y se encendió en ellos fuego de Jehová, y consumió uno de los extremos del campamento.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Poco después el pueblo comenzó a quejarse de las privaciones que enfrentaba, y el Señor oyó todo lo que decían. Entonces el enojo del Señor se encendió contra ellos y envió un fuego que ardió entre ellos y destruyó a algunos en las afueras del campamento.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 El pueblo murmuró malvadamente a los oídos de Yavé. Yavé lo oyó y se enojó: se encendió el fuego de Yavé contra el pueblo y devoró las primeras tiendas del campamento.

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Pero aconteció que el pueblo comenzó a murmurar amargamente a oídos de YHVH. Y YHVH lo oyó y se encendió su ira, de manera que el fuego de YHVH ardió contra ellos, y consumió un extremo del campamento.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Aconteció que el pueblo profirió amargos lamentos que sonaron mal a los oídos de Yahveh. Yahveh lo oyó, se encendió su ira y ardió contra ellos un fuego de Yahveh que devoró un extremo del campamento.

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Números 11:1
40 Referans Kwoze  

Como desagradó a Jehová lo que hacía, a él también le quitó la vida.


Pasado el luto, envió David por ella, la trajo a su casa y la hizo su mujer; ella le dio a luz un hijo. Pero esto que David había hecho fue desagradable ante los ojos de Jehová.


Elías le respondió: —Si yo soy hombre de Dios, que descienda fuego del cielo y te consuma con tus cincuenta hombres. Y descendió fuego del cielo que lo consumió a él y a sus cincuenta hombres.


Aún estaba este hablando, cuando vino otro, que dijo: —Fuego de Dios cayó del cielo y quemó a ovejas y a pastores, y los consumió. Solamente escapé yo para darte la noticia.


Y se encendió fuego contra su grupo; ¡la llama quemó a los impíos!


Y lo oyó Jehová y se indignó; se encendió el fuego contra Jacob y el furor subió contra Israel,


El fuego devoró a sus jóvenes y sus vírgenes no fueron loadas en cantos nupciales.


y por la mañana veréis la gloria de Jehová, porque él ha oído vuestras murmuraciones contra Jehová; pues ¿qué somos nosotros para que murmuréis contra nosotros?


Luego dijo Moisés a Aarón: —Di a toda la congregación de los hijos de Israel: “Acercaos a la presencia de Jehová, porque él ha oído vuestras murmuraciones”.


Y la luz de Israel será por fuego, y su Santo por llama que abrase y consuma en un día sus cardos y sus espinos.


Porque el Tofet ya de tiempo está dispuesto y preparado para el rey. Foso profundo y ancho, con pira de fuego y mucha leña. El soplo de Jehová, como torrente de azufre, lo encenderá.


Los pecadores se asombraron en Sión y el espanto sobrecogió a los hipócritas: «¿Quién de nosotros morará con el fuego consumidor? ¿Quién de nosotros habitará con las llamas eternas?».


¿Por qué se lamenta el hombre, si está vivo a pesar de su pecado?


Como litigué con vuestros padres en el desierto de la tierra de Egipto, así litigaré con vosotros, dice Jehová, el Señor.


Entonces salió de la presencia de Jehová un fuego que los quemó, y murieron delante de Jehová.


Ante él tiemblan los montes, y los collados se derriten. La tierra se conmueve en su presencia, el mundo y todos los que en él habitan.


Delante de su rostro va la mortandad, y tras sus pies salen carbones encendidos.


Así partieron del monte de Jehová para una jornada de tres días. El Arca del pacto de Jehová fue delante de ellos los tres días de camino, buscándoles un lugar de descanso.


Pero al pueblo dirás: “Santificaos para mañana y comeréis carne, porque habéis llorado a oídos de Jehová, diciendo: ‘¡Quién nos diera a comer carne! ¡Ciertamente mejor nos iba en Egipto!’. Jehová, pues, os dará carne, y comeréis.


Decían: «¿Solamente por Moisés ha hablado Jehová? ¿No ha hablado también por nosotros?». Y lo oyó Jehová.


Todos los hijos de Israel se quejaron contra Moisés y contra Aarón, y toda la multitud les dijo: «¡Ojalá hubiéramos muerto en la tierra de Egipto! ¡Ojalá muriéramos en este desierto!


que ninguno de los que vieron mi gloria y las señales que he hecho en Egipto y en el desierto, los que me han tentado ya diez veces y no han oído mi voz,


—¿Hasta cuándo soportaré a esta depravada multitud que murmura contra mí? Ya he oído las querellas de los hijos de Israel que de mí se quejan.


Diles: Vivo yo, dice Jehová, que según habéis hablado a mis oídos, así haré yo con vosotros.


Por tanto, tú y todo tu séquito sois los que os juntáis contra Jehová; porque ¿quién es Aarón para que contra él murmuréis?


También salió fuego de la presencia de Jehová, que consumió a los doscientos cincuenta hombres que ofrecían el incienso.


Florecerá la vara del hombre que yo escoja, y así haré cesar delante de mí las quejas que murmuran los hijos de Israel contra vosotros».


y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: «¿Por qué nos hiciste subir de Egipto para que muramos en este desierto? Pues no hay pan ni agua, y estamos cansados de este pan tan liviano».


Ni murmuréis, como algunos de ellos murmuraron, y perecieron por mano del destructor.


de cómo te salió al encuentro en el camino y, sin ningún temor de Dios, te desbarató la retaguardia de todos los débiles que iban detrás de ti, cuando tú estabas cansado y sin fuerzas.


Porque se ha encendido el fuego de mi ira, y arderá hasta las profundidades del seol; devorará la tierra y sus frutos, y abrasará los fundamentos de los montes.


»También en Tabera, en Masah y en Kibrot-hataava provocasteis a ira a Jehová.


porque nuestro Dios es fuego consumidor.


El jornal de los obreros que han cosechado vuestras tierras, el cual por engaño no les ha sido pagado por vosotros clama, y los clamores de los que habían segado han llegado a los oídos del Señor de los ejércitos.


Estos son murmuradores, quejumbrosos, que andan según sus propios deseos, cuya boca habla cosas infladas, adulando a las personas para sacar provecho.


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