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Lucas 8:37 - Biblia del Siglo de Oro

37 Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se alejara de ellos, pues tenían gran temor. Entró, pues, Jesús en la barca y se fue.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

37 Entonces toda la multitud de la región alrededor de los gadarenos le rogó que se marchase de ellos, pues tenían gran temor. Y Jesús, entrando en la barca, se volvió.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

37 Y todos los habitantes de la región de los gerasenos le suplicaron a Jesús que se fuera y los dejara en paz, porque una gran ola de miedo se apoderó de ellos. Entonces Jesús regresó a la barca y se fue y cruzó nuevamente al otro lado del lago.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

37 Un miedo muy fuerte se apoderó de ellos y todo el pueblo del territorio de los gerasenos pidió a Jesús que se alejara. Cuando Jesús subió a la barca para volver,

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La Biblia Textual 3a Edicion

37 Pero toda la multitud de alrededor de los gerasenos° le rogó que se alejara de ellos, porque estaban sobrecogidos de un gran temor. Y entrando en una barca, regresó.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

37 Entonces toda la multitud de la región de los gerasenos le pidió a Jesús que se alejara de ellos; pues estaban dominados por un miedo enorme. Entró, pues, en una barca y se volvió.

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Lucas 8:37
16 Referans Kwoze  

Entonces dijo ella a Elías: —¿Qué tengo que ver yo contigo, varón de Dios? ¿Has venido aquí a recordarme mis pecados y a hacer morir a mi hijo?


Entonces toda la ciudad salió al encuentro de Jesús y, cuando lo vieron, le rogaron que se fuera de su territorio.


Entonces comenzaron a rogarle que se fuera de sus contornos.


»El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió».


Viendo esto Simón Pedro, cayó de rodillas ante Jesús, diciendo: —Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador.


Al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: —¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes.


Los que lo habían visto les contaron cómo había sido salvado el endemoniado.


El hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que lo dejara quedarse con él, pero Jesús lo despidió, diciendo:


Dondequiera que no os reciban, salid de aquella ciudad y sacudid el polvo de vuestros pies en testimonio contra ellos.


porque el Hijo del hombre no ha venido para perder las almas de los hombres, sino para salvarlas. Y se fueron a otra aldea.


Fueron y se excusaron; los sacaron y les pidieron que salieran de la ciudad.


Ahora, pues, ¿por qué vamos a morir?—porque este gran fuego nos consumirá—; si seguimos oyendo la voz de Jehová, nuestro Dios, moriremos.


Los de Bet-semes dijeron: «¿Quién podrá estar delante de Jehová, el Dios santo? ¿A quién la enviaremos nosotros?».


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