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Juan 12:29 - Biblia del Siglo de Oro

29 Y la multitud que estaba allí y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: —Un ángel le ha hablado.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

29 Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

29 Al oír la voz, algunos de la multitud pensaron que era un trueno, mientras que otros decían que un ángel le había hablado.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

29 Los que estaban allí y que escucharon la voz decían que había sido un trueno; otros decían: 'Le ha hablado un ángel.

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La Biblia Textual 3a Edicion

29 La multitud que estaba presente y escuchando, decía que había sido un trueno. Otros decían: ¡Un ángel le ha hablado!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

29 Al oírla, la gente que allí estaba decía que había sido un trueno. Otros decían: 'Es que un ángel le ha hablado'.

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Juan 12:29
12 Referans Kwoze  

¿Tienes tú un brazo como el de Dios? ¿Truena tu voz como la suya?


Aconteció que al tercer día, cuando vino la mañana, hubo truenos y relámpagos, una espesa nube cubrió el monte y se oyó un sonido de bocina muy fuerte. Todo el pueblo que estaba en el campamento se estremeció.


Todo el pueblo observaba el estruendo, los relámpagos, el sonido de la bocina y el monte que humeaba. Al ver esto, el pueblo tuvo miedo y se mantuvo alejado.


Y el estruendo de las alas de los querubines se oía hasta el atrio de afuera, como la voz del Dios omnipotente cuando habla.


Los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos, porque, a la verdad, oían la voz, pero no veían a nadie.


El templo de Dios fue abierto en el cielo, y el Arca de su pacto se dejó ver en el templo. Hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y granizo grande.


Oí una voz del cielo como el estruendo de muchas aguas y como el sonido de un gran trueno. La voz que oí era como de arpistas que tocaban sus arpas.


Entonces vi que el Cordero abrió uno de los sellos, y oí a uno de los cuatro seres vivientes decir con una voz como de trueno: «¡Ven!».


Y el ángel tomó el incensario, lo llenó del fuego del altar y lo arrojó a la tierra; y hubo truenos, voces, relámpagos y un terremoto.


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