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Josué 2:4 - Biblia del Siglo de Oro

4 Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido. Luego dijo: —Es verdad que unos hombres vinieron a mi casa, pero no supe de dónde eran.

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Biblia Reina Valera 1960

4 Pero la mujer había tomado a los dos hombres y los había escondido; y dijo: Es verdad que unos hombres vinieron a mí, pero no supe de dónde eran.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

4 Rahab, quien había escondido a los dos hombres, respondió: «Es cierto, los hombres pasaron por aquí, pero yo no sabía de dónde venían.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

4 Pero la mujer escondió a los hombres y respondió: 'Esos hombres que llegaron a mi casa'

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La Biblia Textual 3a Edicion

4 Pero la mujer ya había tomado a los dos hombres y los había ocultado. Ella pues respondió: Verdad es que los hombres vinieron a mí, pero yo no sabía de dónde eran,

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

4 Pero la mujer tomó a los dos hombres, los escondió y dijo luego: 'Es cierto que han llegado a mi casa unos hombres, pero yo no sabía de dónde eran.

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Josué 2:4
9 Referans Kwoze  

Después les dijo Eliseo: «No es este el camino ni es esta la ciudad; seguidme y yo os guiaré al hombre que buscáis». Y los guió a Samaria.


Las parteras respondieron al faraón: —Porque las mujeres hebreas no son como las egipcias; son robustas y dan a luz antes que llegue la partera.


Asimismo, Rahab, la ramera, ¿no fue acaso justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino?


El rey de Jericó mandó a decir a Rahab: —Saca a los hombres que han venido a verte y han entrado a tu casa, porque han venido para espiar toda la tierra.


Cuando se iba a cerrar la puerta, siendo ya oscuro, esos hombres salieron y no sé a dónde han ido. Seguidlos aprisa y los alcanzaréis.


La ciudad será como anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ella; solamente Rahab, la ramera, vivirá, así como todos los que estén con ella en su casa, por cuanto escondió a los mensajeros que enviamos.


Pero Josué salvó la vida a Rahab, la ramera, a la casa de su padre y a todo lo que ella tenía, y ella habitó entre los israelitas hasta hoy, por cuanto escondió a los mensajeros que Josué había enviado para reconocer a Jericó.


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