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Jeremías 1:18 - Biblia del Siglo de Oro

18 Porque yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes y el pueblo de la tierra.

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Biblia Reina Valera 1960

18 Porque he aquí que yo te he puesto en este día como ciudad fortificada, como columna de hierro, y como muro de bronce contra toda esta tierra, contra los reyes de Judá, sus príncipes, sus sacerdotes, y el pueblo de la tierra.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

18 Mira, hoy te he hecho fuerte, como ciudad fortificada que no se puede conquistar, como columna de hierro o pared de bronce. Te enfrentarás a toda esta tierra: a los reyes, a los funcionarios, a los sacerdotes y al pueblo de Judá.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

18 Este día hago de ti una fortaleza, un pilar de hierro y una muralla de bronce frente a la nación entera: frente a los reyes de Judá y a sus ministros, frente a los sacerdotes y a los propietarios.

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La Biblia Textual 3a Edicion

18 Porque he aquí, Yo mismo te pongo hoy como ciudad fortificada, como columna de hierro y como muro de bronce contra toda la tierra, contra los reyes de Judá, contra sus príncipes, contra sus sacerdotes, y contra el pueblo de la tierra.°

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

18 Pues mira que hoy te convierto en plaza fuerte, en columna de hierro, en muralla de bronce contra todo este país: contra los reyes de Judá y sus jefes, contra sus sacerdotes y el pueblo de esta tierra.

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Jeremías 1:18
21 Referans Kwoze  

Porque Jehová, el Señor, me ayuda, no me avergoncé; por eso he puesto mi rostro como un pedernal, y sé que no seré avergonzado.


Tú, pues, ciñe tu cintura, levántate y háblales todo cuanto te mande. No te amedrentes delante de ellos, para que yo no te amedrente en su presencia.


Pelearán contra ti, pero no te vencerán, porque yo estoy contigo, dice Jehová, para librarte».


¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! Nunca he dado ni tomado en préstamo y, sin embargo, todos me maldicen.


Y te pondré en este pueblo por muro fortificado de bronce; pelearán contra ti, pero no te vencerán, porque yo estoy contigo para guardarte y para defenderte, dice Jehová.


Mas Jehová está conmigo como un poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión, que jamás será olvidada.


“Así ha dicho Jehová, Dios de Israel: Yo vuelvo atrás las armas de guerra que están en vuestras manos, con las que peleáis contra el rey de Babilonia; y a los caldeos que están fuera de la muralla y os tienen sitiados, yo los reuniré en medio de esta ciudad.


Pero la mano de Ahicam hijo de Safán estaba a favor de Jeremías, para evitar que lo entregaran en las manos del pueblo para matarlo.


Y tú no escaparás de su mano, sino que ciertamente serás apresado y en su mano serás entregado. Tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia, que te hablará cara a cara, y entrarás en Babilonia.


«Así ha dicho Jehová, Dios de Israel, que digáis al rey de Judá, que os envió a mí para que me consultarais: “El ejército del faraón, que había salido en vuestro socorro, se ha vuelto a la tierra de Egipto.


Pero si no te entregas a los jefes del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en manos de los caldeos; ellos la incendiarán, y tú no escaparás de sus manos”.


«Así ha dicho Jehová: El que se quede en esta ciudad morirá a espada, de hambre o de peste; pero el que se pase a los caldeos, vivirá. Su vida le será por botín, y vivirá.


Ahora, pues, sabed de cierto que moriréis a espada, de hambre y de peste en el lugar donde deseasteis entrar para habitar allí».


«Por fortaleza y por torre de vigilancia te he puesto en mi pueblo: conoce, pues, y examina el camino de ellos».


Y lo trajo a Jesús. Mirándolo Jesús, dijo: —Tú eres Simón hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas—es decir, Pedro—.


Al vencedor yo lo haré columna en el templo de mi Dios y nunca más saldrá de allí. Escribiré sobre él el nombre de mi Dios y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, con mi Dios, y mi nombre nuevo.


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