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Génesis 3:19 - Biblia del Siglo de Oro

19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres y al polvo volverás.

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Biblia Reina Valera 1960

19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, porque de ella fuiste tomado; pues polvo eres, y al polvo volverás.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

19 Con el sudor de tu frente obtendrás alimento para comer hasta que vuelvas a la tierra de la que fuiste formado. Pues fuiste hecho del polvo, y al polvo volverás».

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Biblia Católica (Latinoamericana)

19 Con el sudor de tu frente comerás tu pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste sacado. Sepas que eres polvo y al polvo volverás.

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La Biblia Textual 3a Edicion

19 Con el sudor de tu rostro comerás pan hasta que retornes a la tierra, Porque de ella fuiste tomado, Pues polvo eres° y al polvo volverás.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

19 Con el sudor de tu rostro comerás el pan, hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste tomado; porque polvo eres y al polvo volverás'.

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Génesis 3:19
33 Referans Kwoze  

Abraham replicó y dijo: —Te ruego, mi Señor, que me escuches, aunque soy polvo y ceniza.


Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente.


—Extranjero y forastero soy entre vosotros; dadme en propiedad una sepultura entre vosotros para llevarme a mi muerta y sepultarla.


espinos y cardos te producirá y comerás plantas del campo.


Así que Adán vivió novecientos treinta años, y murió.


y dijo: «Desnudo salí del vientre de mi madre y desnudo volveré allá. Jehová dio y Jehová quitó: ¡Bendito sea el nombre de Jehová!».


Acuérdate de que como a barro me diste forma, ¿y en polvo me has de volver?


y que después de deshecha esta mi piel, en mi carne he de ver a Dios.


Pero ambos por igual yacerán en el polvo, cubiertos de gusanos.


todo ser humano perecería a un tiempo y el hombre volvería al polvo.


¡cuánto más en los que habitan en casas de barro cimentadas en el polvo, que serán aplastadas como la polilla!


porque él conoce nuestra condición; se acuerda de que somos polvo.


Sale el hombre a su labor y a su labranza hasta la tarde.


Escondes tu rostro, se turban; les quitas el hálito, dejan de ser y vuelven al polvo.


Por demás es que os levantéis de madrugada y vayáis tarde a reposar, y que comáis pan de dolores, pues que a su amado dará Dios el sueño.


Como un tiesto se secó mi vigor y mi lengua se pegó a mi paladar. ¡Me has puesto en el polvo de la muerte!


Comerán y adorarán todos los poderosos de la tierra; se postrarán delante de él todos los que descienden al polvo, aun el que no puede conservar la vida a su propia alma.


Vuelves a convertir en polvo al hombre y dices: «¡Convertíos, hijos de los hombres!».


El hombre que se aparta del camino de la sabiduría vendrá a parar en la compañía de los muertos.


Me entregué de corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio Dios a los hijos de los hombres para que se ocupen en él.


¿Qué provecho obtiene el hombre de todo el trabajo con que se afana debajo del sol?


antes que el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio.


Todo va a un mismo lugar; todo fue hecho del polvo, y todo al polvo volverá.


Desnudo salió del vientre de su madre y así volverá; se irá tal como vino, sin ningún provecho de su trabajo que llevarse en la mano.


Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados: unos para vida eterna, otros para vergüenza y confusión perpetua.


El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo.


El que robaba, no robe más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad.


Os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo, trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios.


Y cuando estábamos con vosotros os ordenábamos esto: que si alguno no quiere trabajar, tampoco coma.


Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,


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