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Génesis 23:11 - Biblia del Siglo de Oro

11 —No, señor mío, óyeme: te doy la heredad y te doy también la cueva que está en ella. En presencia de los hijos de mi pueblo te la doy; sepulta a tu muerta.

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

11 No, señor mío, óyeme: te doy la heredad, y te doy también la cueva que está en ella; en presencia de los hijos de mi pueblo te la doy; sepulta tu muerta.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

11 —No, mi señor —le dijo a Abraham—, por favor, escúcheme. Yo le regalaré el campo y la cueva. Aquí mismo, en presencia de mi pueblo, se lo regalo. Vaya y entierre a su esposa.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

11 No, señor mío, escúchame: yo te regalo el campo y también la cueva que hay en él. En presencia de los hijos de mi pueblo te la doy. Sepulta allí a tu difunta.

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La Biblia Textual 3a Edicion

11 No, señor mío, ¡óyeme! Te doy el campo, y la cueva que está en ella, te la doy en presencia de los hijos de mi pueblo. Sepulta a tu difunta.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

11 'No, señor mío, óyeme: te doy el campo y la cueva que hay en él; te la entrego en presencia de los hijos de mi pueblo; entierra a tu difunta'.

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Génesis 23:11
15 Referans Kwoze  

Entonces Abraham se inclinó delante del pueblo de la tierra


quedó como propiedad de Abraham, en presencia de los hijos de Het y de todos los que entraban por la puerta de la ciudad.


—Óyenos, señor nuestro. Tú eres un príncipe de Dios entre nosotros; sepulta a tu muerta en lo mejor de nuestros sepulcros, pues, ninguno de nosotros te negará su sepulcro ni te impedirá que entierres a tu muerta.


Pero el noble piensa con nobleza, y por su nobleza será enaltecido.


»Cualquiera que dé muerte a alguien, según la declaración de los testigos morirá el homicida; pero un solo testigo no bastará para condenar a una persona a muerte.


Y dijo a los que estaban presentes: “Quitadle la mina y dadla al que tiene las diez minas”.


»Por testimonio de dos o de tres testigos morirá el que haya de morir; no morirá por el testimonio de un solo testigo.


»No se tomará en cuenta a un solo testigo contra alguien en cualquier delito ni en cualquier pecado, en relación con cualquier ofensa cometida. Sólo por el testimonio de dos o tres testigos se mantendrá la acusación.


Más tarde, Booz subió a la entrada del pueblo y se sentó allí; en ese momento pasaba aquel pariente de quien Booz había hablado. —Eh, fulano—le dijo Booz—, ven acá y siéntate. Y este fue y se sentó.


Todos los que estaban a la puerta del pueblo y los ancianos respondieron: —Testigos somos. Jehová haga a la mujer que entra en tu casa como a Raquel y a Lea, las cuales edificaron la casa de Israel; y tú seas distinguido en Efrata, y renombrado en Belén.


Y yo decidí hacértelo saber y decirte que la compres en presencia de los que están aquí sentados, y de los ancianos de mi pueblo. Si quieres redimir la tierra, redímela; y si no quieres redimirla, decláramelo para que yo lo sepa, pues no hay otro que redima sino tú, y yo después de ti. —Yo la redimiré—respondió el pariente.


Dirigiéndose a los ancianos y a todo el pueblo, Booz dijo: —Vosotros sois testigos hoy de que he adquirido de manos de Noemí todo lo que fue de Elimelec, y todo lo que fue de Quelión y de Mahlón.


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