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1 Samuel 9:6 - Biblia del Siglo de Oro

6 Él le respondió: —En esta ciudad hay un varón de Dios; es un hombre muy respetado: todo lo que él dice acontece sin falta. Vamos, pues, allá; quizá nos dará algún indicio acerca del objeto por el cual emprendimos nuestro camino.

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Biblia Reina Valera 1960

6 Él le respondió: He aquí ahora hay en esta ciudad un varón de Dios, que es hombre insigne; todo lo que él dice acontece sin falta. Vamos, pues, allá; quizá nos dará algún indicio acerca del objeto por el cual emprendimos nuestro camino.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

6 Pero el siervo dijo: —¡Se me ocurre algo! En esta ciudad vive un hombre de Dios. La gente lo tiene en gran estima porque todo lo que dice se cumple. Vayamos a buscarlo; tal vez pueda decirnos por dónde ir.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

6 El sirviente le respondió: 'En ese pueblo hay un hombre de Dios. Es un hombre muy estimado, todo lo que predice ocurre. Vamos a verlo, a lo mejor nos indica el camino que debemos seguir'.

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La Biblia Textual 3a Edicion

6 Pero él le respondió: Precisamente en esta ciudad hay un varón de Dios, que es varón insigne: todas las cosas que él dice acontecen sin falta. Vamos pues allá, quizá nos diga el camino por donde hemos de ir.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

6 Le dijo entonces el criado: 'Mira: precisamente hay en esta ciudad un hombre de Dios. Es un hombre muy estimado: todo lo que anuncia sucede sin falta. Vamos ahora allí; quizá nos muestre el camino que hemos de seguir'.

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1 Samuel 9:6
16 Referans Kwoze  

»Llegué, pues, hoy a la fuente y dije: “Jehová, Dios de mi señor Abraham, si tú has de prosperar ahora el camino por el cual ando,


Dijo además el rey al sacerdote Sadoc: —¿No eres tú el vidente? Vuelve en paz a la ciudad y vuelvan con vosotros vuestros dos hijos: Ahimaas, tu hijo, y Jonatán hijo de Abiatar.


Mientras Jeroboam quemaba el incienso junto al altar, un hombre de Dios vino de Judá a Bet-el, enviado por Jehová.


Cuando Eliseo, el varón de Dios, oyó que el rey de Israel había rasgado sus vestidos, envió a decir al rey: «¿Por qué has rasgado tus vestidos? Que venga a mí y sabrá que hay un profeta en Israel».


—¿Dónde cayó?—preguntó el varón de Dios. Él le mostró el lugar. Entonces Eliseo cortó un palo, lo echó allí e hizo flotar el hacha.


¿Quién es el hombre que teme a Jehová? Él le enseñará el camino que ha de escoger.


Yo soy el que despierta la palabra de su siervo y lleva a cabo el plan de sus mensajeros; el que dice a Jerusalén: “Serás habitada”, y a las ciudades de Judá: “Serán reconstruidas y reedificaré sus ruinas”.


El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.


Esta es la bendición con la cual Moisés, varón de Dios, bendijo a los hijos de Israel, antes de morir.


Vosotros sois testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprochablemente nos comportamos con vosotros los creyentes.


Tenedlos en mucha estima y amor por causa de su obra. Tened paz entre vosotros.


Pero tú, hombre de Dios, huye de estas cosas y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.


Vino un varón de Dios ante Elí, y le dijo: «Así ha dicho Jehová: “¿No me manifesté yo claramente a la casa de tu padre cuando estaban en Egipto en la casa del faraón?


Entonces replicó el criado y dijo a Saúl: —Mira, tengo aquí en mi mano la cuarta parte de un siclo de plata; se lo daré al varón de Dios, para que nos indique el camino.


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