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1 Samuel 26:10 - Biblia del Siglo de Oro

10 Dijo además David: —¡Vive Jehová!, que si Jehová no lo hiriera (sea que le llegue su día y muera, o descienda a la batalla y perezca),

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Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

10 Dijo además David: Vive Jehová, que si Jehová no lo hiriere, o su día llegue para que muera, o descendiendo en batalla perezca,

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Biblia Nueva Traducción Viviente

10 Seguro que el Señor herirá a Saúl algún día, o morirá de viejo o en batalla.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

10 David le dijo además: 'Por Dios, Yavé mismo lo castigará; o bien morirá porque ese será el día, o bien morirá en el combate.

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La Biblia Textual 3a Edicion

10 Y agregó David: ¡Vive YHVH que YHVH mismo tendrá que herirlo, o le vendrá su día de morir, o bajará a la batalla y perecerá!

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

10 Y añadió David: 'Por vida de Yahveh, que ha de ser Yahveh quien lo mate; cuando llegue su día morirá, o tal vez perezca al entrar en combate.

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1 Samuel 26:10
23 Referans Kwoze  

Cuando los días de Israel tocaban a su fin, llamó a José, su hijo, y le dijo: —Si he hallado ahora gracia a tus ojos, te ruego que pongas tu mano debajo de mi muslo y que me trates con misericordia y lealtad. Te ruego que no me entierres en Egipto.


El hombre que muere, ¿volverá a vivir? Todos los días de mi vida esperaré, hasta que llegue mi liberación.


Ciertamente sus días están determinados y tú has fijado el número de sus meses: le has puesto límites, que no traspasará.


¿No es acaso una lucha la vida del hombre sobre la tierra, y sus días como los días del jornalero?


pues dentro de poco no existirá el malo; observarás su lugar, y ya no estará allí.


El Señor se reirá de él, porque ve que viene su día.


Él hará volver sobre ellos su maldad y los destruirá en su propia malicia. Los destruirá Jehová, nuestro Dios.


Tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de plantar y tiempo de arrancar lo plantado,


¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles?


No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios, porque escrito está: «Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor».


Luego Jehová dijo a Moisés: «Mira, se ha acercado el día de tu muerte. Llama a Josué y esperad en el Tabernáculo de reunión para que yo le dé mis órdenes». Fueron, pues, Moisés y Josué, y esperaron en el Tabernáculo de reunión,


Mía es la venganza y la retribución; a su tiempo su pie resbalará, porque el día de su aflicción está cercano y lo que les está preparado se apresura.


Pues conocemos al que dijo: «Mía es la venganza, yo daré el pago»—dice el Señor—. Y otra vez: «El Señor juzgará a su pueblo».


Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,


Por lo cual, en un solo día vendrán sus plagas: muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego, porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga.


Juzgue Jehová entre tú y yo, y véngueme de ti Jehová; pero mi mano no se alzará contra ti.


Jehová, pues, será juez, y él juzgará entre tú y yo. Que él vea y sustente mi causa, y me defienda de tu mano.


Ahora pues, señor mío, ¡vive Jehová, y vive tu alma!, que Jehová te ha impedido venir a derramar sangre y vengarte por tu propia mano. Sean, pues, como Nabal tus enemigos, y todos los que procuran el mal contra mi señor.


Diez días después, Jehová hirió a Nabal, y este murió.


Luego de oir David que Nabal había muerto, dijo: «Bendito sea Jehová, que juzgó la causa de la afrenta que recibí de manos de Nabal, y ha preservado del mal a su siervo. Jehová ha hecho caer la maldad de Nabal sobre su propia cabeza». Después mandó David a decir a Abigail que quería tomarla por mujer.


Entonces dijo Saúl a su escudero: «Saca tu espada y traspásame con ella, para que no vengan estos incircuncisos a traspasarme y burlarse de mí». Pero su escudero no quería, pues tenía gran temor. Tomó entonces Saúl su propia espada y se echó sobre ella.


Así murió Saúl aquel día, junto con sus tres hijos, su escudero, y todos sus hombres.


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