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1 Samuel 10:1 - Biblia del Siglo de Oro

1 Tomó entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, lo besó, y le dijo: —¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?

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Biblia Reina Valera 1960

1 Tomando entonces Samuel una redoma de aceite, la derramó sobre su cabeza, y lo besó, y le dijo: ¿No te ha ungido Jehová por príncipe sobre su pueblo Israel?

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Biblia Nueva Traducción Viviente

1 Entonces Samuel tomó un frasco de aceite de oliva y lo derramó sobre la cabeza de Saúl. Besó a Saúl y dijo: «Hago esto porque el Señor te ha designado para que gobiernes a Israel, su posesión más preciada.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

1 Samuel tomó su alcuza de aceite y la derramó sobre la cabeza de Saúl, luego lo abrazó y le dijo: 'Yavé te ha consagrado como jefe de su pueblo Israel. Tú gobernarás el pueblo de Yavé y tú lo librarás de las manos de sus enemigos. ¿Quieres estar seguro de que Yavé te consagró como jefe de su heredad? Estas serán las señales:'

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La Biblia Textual 3a Edicion

1 Y tomó Samuel la redoma de aceite y la derramó sobre la cabeza de él, y lo besó y le dijo: ¿No es que YHVH te ha ungido para ser príncipe sobre su heredad?

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

1 Tomó Samuel el frasco del aceite y lo derramó sobre la cabeza de Saúl; después le besó y le dijo: '¿No es Yahveh quien te ha ungido por príncipe de su pueblo Israel? Tú regirás al pueblo de Yahveh y lo librarás del poder de los enemigos que le rodean. Y ésta será la señal de que Yahveh te ha ungido por jefe de su heredad:

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1 Samuel 10:1
38 Referans Kwoze  

—¿Cómo no tuviste temor de extender tu mano para matar al ungido de Jehová?—le dijo David.


Todo el pueblo pasó el Jordán. Luego que hubo también pasado, el rey besó a Barzilai y lo bendijo, y él regresó a su casa.


Somos de las más pacíficas y fieles ciudades de Israel. ¡Y tú procuras destruir una ciudad que es madre en Israel! ¿Por qué destruyes la heredad de Jehová?


Aun antes de ahora, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú quien sacabas a Israel a la guerra, y lo volvías a traer. Además, Jehová te ha dicho: “Tú apacentarás a mi pueblo Israel, y tú serás quien gobierne a Israel”».


Allí lo ungirán el sacerdote Sadoc y el profeta Natán como rey sobre Israel; vosotros tocaréis la trompeta y gritaréis: “¡Viva el rey Salomón!”.


Pero haré que queden en Israel siete mil, cuyas rodillas no se doblaron ante Baal y cuyas bocas no lo besaron.


«Vuelve, y dile a Ezequías, príncipe de mi pueblo: “Así dice Jehová, el Dios de David, tu padre: He oído tu oración, he visto tus lágrimas y voy a sanarte: dentro de tres días subirás a la casa de Jehová.


Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo: «Ciñe tu cintura, toma esta redoma de aceite en tus manos y ve a Ramot de Galaad.


—Mentira; cuéntanoslo ahora—dijeron ellos. Jehú respondió: —Esto y esto me ha hablado: “Así ha dicho Jehová: ‘Yo te he ungido como rey de Israel’ ”.


porque Jah ha escogido a Jacob para sí, a Israel por posesión suya.


Honrad al Hijo, para que no se enoje y perezcáis en el camino, pues se inflama de pronto su ira. ¡Bienaventurados todos los que en él confían!


de detrás de las paridas lo trajo, para que apacentara a Jacob su pueblo, a Israel su heredad.


«Tomarás especias finas: de mirra excelente, quinientos siclos, y de canela aromática, la mitad, esto es, doscientos cincuenta; de cálamo aromático, doscientos cincuenta;


No es así la porción de Jacob, porque él es el Hacedor de todo, e Israel es la vara de su heredad: ¡Jehová de los ejércitos es su nombre!


Así fuiste adornada de oro y de plata, y tu vestido bordado era de lino fino y seda. Comiste flor de harina de trigo, miel y aceite. Fuiste embellecida en extremo y prosperaste hasta llegar a reinar.


Ahora siguen en su pecado; con su plata se han hecho imágenes de fundición, ídolos de su invención, ¡todo obra de artífices! Y entonces dicen a los sacrificadores que besen a los becerros.


Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl, hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años.


Porque la porción de Jehová es su pueblo; Jacob, la heredad que le tocó.


Saludad a todos los hermanos con beso santo.


Convenía a aquel por cuya causa existen todas las cosas y por quien todas las cosas subsisten que, habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionara por medio de las aflicciones al autor de la salvación de ellos,


Cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Todos tenían arpas y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos.


Aquí estoy; atestiguad contra mí delante de Jehová y delante de su ungido, si he tomado el buey de alguno, si he tomado el asno de alguno, si he calumniado a alguien, si he agraviado a alguno o si de alguien he aceptado soborno para cerrar los ojos; y os lo restituiré.


Pero ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un hombre conforme a su corazón, al cual ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó.


Un día Samuel dijo a Saúl: —Jehová me envió a que te ungiera rey sobre su pueblo Israel; ahora, pues, escucha las palabras de Jehová.


Y dijo Samuel: —Aunque a tus propios ojos eras pequeño, ¿no has sido hecho jefe de las tribus de Israel, y Jehová te ha ungido rey sobre Israel?


Dijo Jehová a Samuel: —¿Hasta cuándo llorarás por Saúl, habiéndolo yo rechazado para que no reine sobre Israel? Llena tu cuerno de aceite y ven, te enviaré a Isaí de Belén, porque de entre sus hijos me he elegido un rey.


Samuel tomó el cuerno del aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. A partir de aquel día vino sobre David el espíritu de Jehová. Se levantó luego Samuel y regresó a Ramá.


Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios y sobre ellos tronará desde los cielos. Jehová juzgará los confines de la tierra, dará poder a su Rey y exaltará el poderío de su Ungido».


Y dijo a sus hombres: —Jehová me guarde de hacer tal cosa contra mi señor, el ungido de Jehová. ¡No extenderé mi mano contra él, porque es el ungido de Jehová!


guárdeme Jehová de extender mi mano contra el ungido de Jehová. Pero ahora toma la lanza que está a su cabecera y la vasija de agua, y vámonos.


David respondió a Abisai: —No lo mates; porque ¿quién extenderá impunemente su mano contra el ungido de Jehová?


Pero el pueblo no quiso oir la voz de Samuel, y dijo: —No. Habrá un rey sobre nosotros,


Ahora, pues, oye su voz; pero hazles una advertencia solemne y muéstrales cómo los tratará el rey que reinará sobre ellos».


«Mañana a esta misma hora yo enviaré a ti un hombre de la tierra de Benjamín, al cual ungirás como príncipe sobre mi pueblo Israel, y él salvará a mi pueblo de manos de los filisteos; porque yo he visto la aflicción de mi pueblo, y su clamor ha llegado hasta mí.»


Habían descendido al extremo de la ciudad, cuando Samuel dijo a Saúl: —Di al criado que se adelante—y se adelantó el criado—, pero espera tú un poco para que te declare la palabra de Dios.


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