Santiago 3 - Nueva Versión Internacional 2019 (simplificada - Nuevo Testamento)El control de la lengua 1 Mis hermanos en la fe, que no haya muchos entre ustedes que quieran ser maestros. Bien saben que los maestros seremos castigados con más severidad. 2 Todos fallamos mucho. Si alguien nunca falla en lo que dice, es una persona perfecta. Esa persona es capaz también de controlar todo su cuerpo. 3 A los caballos les ponemos freno en la boca para que nos obedezcan. De ese modo podemos controlar todo su cuerpo. 4 Fíjense también en los barcos. Con un pequeño timón el capitán guía el barco por donde quiere. Y lo hace aunque el barco sea muy grande y lo impulsen vientos muy fuertes. 5 Así es también la lengua. Aunque es un miembro muy pequeño del cuerpo, es capaz de hacer grandes cosas. ¡Un gran bosque se incendia con tan solo una pequeña chispa! 6 Lo que decimos con la lengua puede ser comparado a un fuego. Nuestra lengua podría causar mucho daño. Hay en ella todo un mundo de maldad, y al ser parte de nuestro cuerpo puede hacer daño a todo nuestro ser. La lengua es usada por el infierno como un fuego capaz de destruir la vida entera. 7 Sabemos controlar a toda clase de animales: fieras, aves, reptiles y bestias marinas. 8 Sin embargo, nadie puede controlar la lengua. Es como un animal indomable, lleno de veneno mortal. 9 Con la lengua bendecimos a nuestro Señor y Padre. También con ella maldecimos a las personas, creadas semejantes a Dios. 10 De una misma boca salen bendición y maldición. Mis hermanos en la fe, esto no debe ser así. 11 ¿Puede acaso brotar de una misma fuente agua dulce y agua amarga? 12 Mis hermanos en la fe, un árbol de aceitunas no produce higos, y uno de higos no produce uvas. Pues tampoco una fuente de agua amarga puede dar agua dulce. Dos clases de sabiduría 13 ¿Quién es sabio y entendido entre ustedes? Que lo demuestre con su buena conducta, por medio de acciones llenas de la humildad que le da su sabiduría. 14 Pero, si ustedes tienen celos y pleitos, sufrirán con amargura. Dejen a un lado el orgullo y la mentira. 15 Esa no es la sabiduría que Dios da. Es una sabiduría de este mundo, puramente humana y diabólica. 16 Pues, donde hay celos y pleitos, también hay desorden y toda clase de maldad. 17 En cambio, la sabiduría que Dios da es ante todo pura, es decir, no produce maldad. Al contrario, produce paz, bondad, amabilidad, compasión y buenas acciones. El que tiene sabiduría de Dios trata a todos por igual y es sincero. 18 En fin, el que busca la paz será recompensado por Dios con justicia y paz. |
Nueva Versión Internacional Simplificada
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