Oseas 4 - La Palabra (versión española)Oráculos contra Israel (4,1–9,9) Dios acusa a Israel y a sus sacerdotes 1 Escuchad, israelitas, la palabra del Señor, porque el Señor está en pleito con los habitantes del país, pues no hay fidelidad ni amor ni conocimiento de Dios en el país. 2 Proliferan perjurios y mentiras, asesinatos y robos, adulterios y violencias; los crímenes se multiplican. 3 Por eso el país está de luto y todos sus habitantes languidecen; desaparecen las aves del cielo, las bestias del campo e incluso los peces del mar. 4 Pero que no se acuse ni se censure a nadie, pues contra ti, sacerdote, va dirigida mi querella. 5 Tú tropezarás en pleno día, y también el profeta tropezará contigo de noche; perecerás junto con tu estirpe. 6 Mi pueblo perece por falta de conocimiento; y como tú rechazaste el conocimiento, yo te rechazaré a ti de mi sacerdocio; por haber olvidado la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos. 7 Cuantos más eran [los sacerdotes] más pecaban contra mí; por eso cambiaré su gloria en infamia. 8 Se alimentan del pecado de mi pueblo, están ávidos de sus delitos. 9 Pero pueblo y sacerdotes correrán la misma suerte: les pediré cuentas de su conducta y les haré pagar sus acciones. 10 Comerán sin saciarse, se prostituirán sin procrear, porque han dejado de respetar al Señor. 11 La prostitución, el mosto y el vino le han hecho perder el seso: 12 mi pueblo consulta a un madero y se deja instruir por un leño; un espíritu de prostitución los extravía y se prostituyen apartándose de su Dios. 13 En la cima de las montañas ofrecen sacrificios, en las colinas queman incienso; bajo la encina, el álamo y el terebinto, —¡es tan agradable su sombra!— se prostituyen vuestras hijas y vuestras nueras cometen adulterio. 14 Pero no castigaré a vuestras hijas a causa de sus prostituciones, ni a vuestras nueras por sus adulterios; son ellos los que se van con rameras y ofrecen sacrificios con prostitutas sagradas; y así es como va a la ruina un pueblo que no entiende. 15 Si tú, Israel, te prostituyes, que Judá no se haga culpable. No vayáis a Guilgal, no subáis a Bet-Avén y no juréis diciendo: «Vive el Señor». 16 Israel se ha vuelto obstinado como una vaca embravecida: ¿va el Señor a pastorearlos ahora como a corderos en la pradera? 17 Efraín se alía con los ídolos. ¡Déjalo! 18 Borrachos se entregan a la prostitución y sus jefes se apasionan por la ignominia. 19 Un huracán los arrebatará con sus alas y se avergonzarán de sus sacrificios. |
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