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Marcos 1 - La Palabra (versión española)


I. Comienzos del ministerio de Jesús (1,1-13) Título

1 Principio del evangelio.


Predicación de Juan el Bautista
(Mt 3,1-12; Lc 3,1-9.15-17; Jn 1,19-28)

2 Así está escrito en el libro del profeta Isaías: Mira, yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino.

3 Se oye una voz, alguien clama en el desierto: «¡Preparad el camino del Señor; abrid sendas rectas para él!».

4 Juan el Bautista se presentó en el desierto proclamando que la gente se bautizara como señal de conversión para recibir el perdón de los pecados.

5 La región entera de Judea y todos los habitantes de Jerusalén acudían a él, confesaban sus pecados y Juan los bautizaba en las aguas del Jordán.

6 Juan iba vestido de pelo de camello, llevaba un cinturón de cuero y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

7 Y lo que proclamaba era esto: —Después de mí viene uno que es más poderoso que yo, de quien ni siquiera soy digno de agacharme para desatar las correas de sus sandalias.

8 Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo.


Bautismo de Jesús
(Mt 3,13-17; Lc 3,21-22)

9 Por aquellos días llegó Jesús procedente de Nazaret de Galilea, y Juan lo bautizó en el Jordán.

10 En el instante mismo de salir del agua, vio Jesús que el cielo se abría y que el Espíritu descendía sobre él como una paloma.

11 Y se oyó una voz proveniente del cielo: —Tú eres mi Hijo amado; en ti me complazco.

12 Acto seguido, el Espíritu impulsó a Jesús a ir al desierto,

13 donde Satanás lo puso a prueba durante cuarenta días. Vivía entre animales salvajes y era atendido por los ángeles.


II. Revelación progresiva del Mesías (1,14–8,30) Predicación inaugural
(Mt 4,12-17; Lc 4,14-15)

14 Después que Juan fue encarcelado, Jesús se dirigió a Galilea a predicar el evangelio de Dios.

15 Decía: —El tiempo se ha cumplido y ya está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el evangelio.


Jesús llama a los cuatro primeros discípulos
(Mt 4,18-22; Lc 5,1-11)

16 Iba Jesús caminando por la orilla del lago de Galilea, cuando vio a Simón y Andrés. Eran pescadores y estaban echando la red en el lago.

17 Jesús les dijo: —Venid conmigo y os haré pescadores de hombres.

18 Ellos dejaron al punto sus redes y se fueron con él.

19 Un poco más adelante vio a Santiago, el hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca reparando las redes.

20 Los llamó también, y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca junto con los trabajadores contratados, se fueron en pos de él.


Curación de un endemoniado
(Lc 4,31-37)

21 Se dirigieron a Cafarnaún y, cuando llegó el sábado, Jesús entró en la sinagoga y se puso a enseñar.

22 Todos quedaban impresionados por sus enseñanzas, porque les enseñaba como quien tiene autoridad y no como los maestros de la ley.

23 Estaba allí, en la sinagoga, un hombre poseído por un espíritu impuro, que gritaba:

24 —¡Jesús de Nazaret, déjanos en paz! ¿Has venido a destruirnos? ¡Te conozco bien: tú eres el Santo de Dios!

25 Jesús lo increpó, diciéndole: —¡Cállate y sal de él!

26 El espíritu impuro, sacudiéndolo violentamente y dando un gran alarido, salió de él.

27 Todos quedaron asombrados hasta el punto de preguntarse unos a otros: —¿Qué está pasando aquí? Es una nueva enseñanza, llena de autoridad. Además, este hombre da órdenes a los espíritus impuros, y lo obedecen.

28 Y muy pronto se extendió la fama de Jesús por todas partes en la región entera de Galilea.


Curación de la suegra de Pedro
(Mt 8,14-15; Lc 4,38-39)

29 Al salir de la sinagoga, Jesús fue a casa de Simón y Andrés, acompañado también por Santiago y Juan.

30 Le dijeron que la suegra de Simón estaba en cama, con fiebre.

31 Él entonces se acercó, la tomó de la mano e hizo que se levantara. Al instante le desapareció la fiebre y se puso a atenderlos.


Otras curaciones
(Mt 8,16-17; Lc 4,40-41)

32 Al anochecer, cuando ya el sol se había puesto, le llevaron todos los enfermos y poseídos por demonios.

33 Toda la gente de la ciudad se apiñaba a la puerta,

34 y Jesús curó a muchos que padecían diversas enfermedades y expulsó muchos demonios; pero a los demonios no les permitía que hablaran de él, porque lo conocían.


Jesús recorre los pueblos de Galilea
(Lc 4,42-44)

35 De madrugada, antes de amanecer, Jesús se levantó, salió de la ciudad y se dirigió a un lugar apartado a orar.

36 Simón y los que estaban con él fueron en su busca

37 y, cuando lo encontraron, le dijeron: —Todos están buscándote.

38 Jesús les contestó: —Vayamos a otra parte, a las aldeas cercanas, para proclamar también allí el mensaje, pues para eso he venido.

39 Así recorrió toda Galilea proclamando el mensaje en las sinagogas y expulsando demonios.


Curación de un leproso
(Mt 8,2-4; Lc 5,12-16)

40 Se acercó entonces a Jesús un leproso y, poniéndose de rodillas, le suplicó: —Si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.

41 Jesús, conmovido, extendió la mano, lo tocó y le dijo: —Quiero. Queda limpio.

42 Al instante le desapareció la lepra y quedó limpio.

43 Acto seguido Jesús lo despidió con tono severo

44 y le encargó: —Mira, no le cuentes esto a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y presenta la ofrenda prescrita al efecto por Moisés. Así todos tendrán evidencia de tu curación.

45 Pero él, en cuanto se fue, comenzó a proclamar sin reservas lo ocurrido; y como la noticia se extendió con rapidez, Jesús ya no podía entrar libremente en ninguna población, sino que debía permanecer fuera, en lugares apartados. Sin embargo, la gente acudía a él de todas partes.

La Palabra (BLP) versión española Copyright © Sociedad Bíblica de España, 2010 Utilizada con permiso

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