Miqueas 4 - Biblia Lenguaje BásicoPaz a las naciones 1 En el futuro, el monte donde se encuentra el Templo de nuestro Dios será el monte más importante. Allí vendrán muchos pueblos 2 y gente de muchas naciones, y unos a otros se dirán: «Subamos al monte de Sion, al Templo del Dios de Israel; Dios mismo nos enseñará a obedecer sus mandamientos. Porque él será nuestro maestro desde el monte de Sion, desde la ciudad de Jerusalén. 3 Dios mismo juzgará contra numerosas naciones, contra pueblos poderosos y lejanos. Ellos convertirán sus espadas en herramientas de trabajo. Nunca más nación alguna volverá a luchar contra otra ni se entrenará para la guerra. 4 Todo el mundo vivirá tranquilo bajo la sombra de su vid y de su higuera. —Así lo ha dicho el Dios todopoderoso—. 5 ¡Qué importa que otras naciones adoren a sus propios dioses! ¡Nosotros obedeceremos siempre a nuestro Dios!». Dios salvará a Israel 6-7 Así dice nuestro Dios: Mi pueblo parece un rebaño de ovejas cojas y perdidas que están sufriendo mi castigo. Pero ya está cerca el día en que volveré a reunirlo. Cuando llegue ese día, con los pocos que hayan quedado volveré a hacer una gran nación, y desde mi Templo en Jerusalén reinaré sobre ella para siempre. 8 Hermoso monte de Sion, tú has sido una torre protectora para mi amada Jerusalén; así que volverás a ser como antes, ¡serás la gran capital de mi pueblo! 9-10 Y ahora, Jerusalén, ¿por qué lloras y te retuerces de dolor como si fueras una mujer con dolores de parto? Pero no hay razón para que llores; tienes rey y no te faltan consejeros. Más bien, llora porque tus habitantes te abandonarán y vivirán en el campo, y después serán llevados a Babilonia. Sin embargo, yo los pondré en libertad; ¡yo mismo los libraré del poder de sus enemigos! 11 Muchas naciones se han reunido, y dicen en tu contra: «¡Ojalá podamos ver la ruina de Jerusalén!». 12 Pero esas naciones no saben lo que tengo pensado hacer; no saben que las he reunido para trillarlas como el trigo en la era. 13 ¡Vamos, Jerusalén! ¡Levántate y hazlos pedazos! Yo te daré la fuerza de un toro para que destruyas a muchos pueblos; ¡tus cuernos serán como de hierro!, ¡tus pezuñas serán como de bronce! Les quitarás todas sus riquezas y me las entregarás a mí que soy el dueño de toda la tierra. 14 Jerusalén, Jerusalén, prepárate para la guerra. Tus enemigos te han sitiado y golpean duramente a los jefes de Israel. |