Miqueas 2 - Biblia Lenguaje BásicoLa maldad de los poderosos 1 ¡Qué mal os va a ir, gente malvada! Al acostaros hacéis planes perversos y cuando os levantáis los lleváis a cabo, porque tenéis el poder de hacerlo. 2 Si queréis terrenos, los robáis; si queréis casas, os apoderáis de ellas; maltratáis al dueño y a su familia, os adueñáis de todo lo que tiene. 3 Por eso yo, el Dios de Israel, os digo esto: También yo tengo planes contra vosotros: estoy planeando enviaros una desgracia de la que no podréis libraros. Os vienen tiempos tan difíciles que ya no os quedará ni pizca de orgullo. 4 Cuando llegue ese día, la gente se burlará de vosotros y, a modo de lamento, os cantará esta canción: «¡Os han dejado en la ruina! ¡Antes erais la propiedad de Dios, pero ahora los invasores os han arrebatado los campos y se los han repartido entre ellos!». 5 Así que en adelante ya no habrá nadie que, en la asamblea de Dios, eche a suertes la tierra y la reparta entre vosotros. 6-7 No queréis que los profetas os anuncien malas noticias y os negáis a admitir que algo malo pueda sucederos; por eso no queréis escucharlos. Os dicen que yo no estoy enfadado, y que ese no es mi modo de actuar; dicen que yo siempre trato bien a todo el que se porta honradamente. 8 ¿Por qué os portáis como enemigos con la gente de mi pueblo? A los que vuelven de la guerra y van tranquilos por el camino, les quitáis la ropa; 9 a las mujeres de mi pueblo las expulsáis de sus casas, donde antes vivían felices, y a sus hijos les robáis las riquezas que yo mismo les di. 10 Poneos en camino y marchad de aquí pues habéis hecho de este lugar un lugar de terrible corrupción. ¡Por eso voy a destruirlo! 11 Y es que solo seríais felices con profetas mentirosos que os dijeran: «si nos dais vino y licor, profetizaremos a favor vuestro». Dios da esperanza a su pueblo 12 Pero a los descendientes de Jacob que hayan quedado con vida los reuniré como a un rebaño en la pradera, como ovejas en su redil. Y aunque no sean muchos, parecerán una gran multitud. 13 Yo mismo iré delante de ellos para abrirles paso y darles libertad. ¡Yo que soy su Dios y su rey! |