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Lucas 1 - Biblia Lenguaje Básico

1-4 Muy distinguido amigo Teófilo: Como sabes, muchos se han puesto a escribir informes acerca de las cosas que han pasado entre nosotros. Las escribieron tal como nos las contaron quienes estuvieron con Jesús desde el principio y recibieron de Jesús el encargo de anunciar su mensaje. Yo también he estudiado con mucho cuidado todo lo sucedido y creo conveniente ponerlo por escrito, tal y como sucedió. Así podrás saber si te han contado la verdad.


El ángel Gabriel y Zacarías

5 Zacarías fue un sacerdote que vivió cuando Herodes el Grande era rey de los judíos. Prestaba servicio en el Templo con el grupo del sacerdote Abías. Su mujer se llamaba Elisabet y era descendiente del sacerdote Aarón.

6 Elisabet y Zacarías eran muy buenos y obedecían todos los mandamientos de Dios.

7 No tenían hijos, porque Elisabet no podía quedar embarazada y, además, los dos eran muy viejos.

8 Cierto día, le tocó al grupo de sacerdotes de Zacarías el turno de servir a Dios en el Templo.

9 Los sacerdotes acostumbraban echar a suertes quien del grupo entraría al Templo de Dios a quemar incienso en el altar. Esta vez le tocó a Zacarías entrar a quemar el incienso;

10 mientras el sacerdote ofrecía el incienso, el pueblo se quedaba fuera orando.

11 De pronto, un ángel de Dios se le apareció a Zacarías al lado derecho del altar.

12 Cuando Zacarías vio al ángel, tuvo mucho miedo y no supo qué hacer.

13 Pero el ángel le dijo: —¡No tengas miedo, Zacarías! Dios ha escuchado tus oraciones. Tu mujer Elisabet tendrá un hijo, y lo llamarás Juan.

14 Su nacimiento te va a hacer muy feliz, y muchos otros también se alegrarán.

15 Tu hijo va a ser muy importante ante Dios. No beberá vino ni cualquier otro licor, y el Espíritu Santo estará con él desde antes de que nazca.

16 Este niño hará que muchos en Israel dejen de hacer el mal y se conviertan al Señor, su Dios.

17 Llegará antes que el Mesías, con el mismo poder y el mismo espíritu que antes tuvo el profeta Elías. Su mensaje hará que los padres se reconcilien con sus hijos, y que los rebeldes se vuelvan obedientes para preparar así al Señor un pueblo que lo reciba como es debido.

18 Zacarías dijo al ángel: —Pero mi mujer y yo somos ya muy viejos. ¿Cómo sabré que todo pasará tal como dices?

19 El ángel le respondió: —Yo soy Gabriel, ayudante especial de Dios. Él me envió a darte esta buena noticia.

20 Pero como no has creído que lo que te he dicho se cumplirá en su momento, no vas a poder hablar hasta que suceda lo que te he dicho.

21 Toda la gente estaba fuera, esperando a Zacarías, y se preguntaba por qué tardaba tanto en salir del Templo.

22 Cuando Zacarías salió, no podía hablar y solo hacía señas con las manos. Entonces la gente comprendió que Zacarías había tenido una visión.

23 Al terminar su turno en el Templo, Zacarías regresó a su casa.

24 Poco tiempo después, su mujer quedó embarazada y durante cinco meses no salió de casa, pues pensaba:

25 «¡Dios ha hecho esto conmigo para que la gente ya no me desprecie!».


El ángel Gabriel y María

26 Elisabet ya estaba en el sexto mes de embarazo cuando Dios mandó al ángel Gabriel a Nazaret, un pueblo de la región de Galilea.

27 Llevaba un mensaje para una joven llamada María. Ella estaba comprometida para casarse con José, que era descendiente del rey David.

28 El ángel entró al lugar donde estaba María, la saludó y le dijo: —¡Alégrate, pues Dios te ha bendecido de manera especial! El Señor está contigo.

29 María se sorprendió mucho al oír aquel saludo, y se preguntaba qué significado tendría.

30 Entonces el ángel le dijo: —No tengas miedo, María, porque Dios te ha concedido su gracia.

31 Vas a quedar embarazada y tendrás un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.

32 Este niño llegará a ser muy importante, y le llamarán «Hijo del Dios altísimo». Dios lo hará rey, como hizo con su antepasado David;

33 gobernará a la nación de Israel para siempre, y su reinado no terminará nunca.

34 María preguntó al ángel: —¿Cómo pasará esto, si no tengo relaciones sexuales con ningún hombre?

35 El ángel le contestó: —El Espíritu Santo vendrá sobre ti; el Dios altísimo te envolverá con su poder. Por eso, el niño que ha de nacer vivirá completamente dedicado a Dios y será llamado «Hijo de Dios».

36 Mira, tu prima Elisabet, aunque ya es muy vieja, también va a tener un hijo. La gente pensaba que ella nunca podría tener hijos, pero hace ya seis meses que está embarazada.

37 Eso demuestra que para Dios todo es posible.

38 María respondió: —Yo soy la esclava del Señor. Que suceda todo tal como me lo has dicho. Y el ángel se fue.


María visita a Elisabet

39 A los pocos días, María fue de prisa a un pueblo de la región montañosa de Judea.

40 Entró en la casa de Zacarías y saludó a Elisabet.

41 Cuando Elisabet oyó el saludo, el niño saltó de alegría dentro de ella. Elisabet, llena del Espíritu Santo,

42 dijo en voz alta a María: —¡Dios te ha bendecido más que a cualquier otra mujer! Y también ha bendecido al hijo que vas a tener.

43 ¿Cómo es posible que hayas venido a visitarme, tú que eres la madre de mi Señor?

44 Tan pronto como oí tu saludo, el niño saltó de alegría dentro de mí.

45 ¡Dios te ha bendecido porque has creído que se cumplirán sus promesas!


María alaba a Dios

46 María respondió: —¡Le doy gracias a Dios con todo mi corazón,

47 y estoy alegre porque él es mi Salvador!

48 Dios tiene especial cuidado de mí, su humilde esclava. Desde ahora todos me dirán: «¡María, Dios te ha bendecido!».

49 El Dios todopoderoso ha hecho grandes cosas conmigo. ¡Su nombre es santo!

50 Él tiene siempre misericordia con aquellos que le honran.

51 Dios actúa con poder contra los soberbios y hace huir a los orgullosos.

52 Derriba a los poderosos de sus tronos y da poder a los pobres.

53 Llena de cosas buenas a los hambrientos, pero despide a los ricos con las manos vacías.

54 Nunca dejó de cuidar a los israelitas, sus servidores, y fue siempre bondadoso con ellos.

55 Así lo prometió a nuestros antepasados, a Abrahán y a sus descendientes, para siempre.

56 María se quedó tres meses con Elisabet. Después, regresó a su casa.


El nacimiento de Juan el Bautista

57 Cuando se cumplió el tiempo de que Elisabet diera a luz, tuvo un hijo.

58 Al enterarse, sus vecinos y familiares comprobaron que Dios había sido muy bondadoso con ella y acudieron a felicitarla.

59 A los ocho días, vinieron a circuncidar al niño. Los que estaban allí querían ponerle Zacarías, que era el nombre de su padre.

60 Pero Elisabet dijo: —¡No! Su nombre será Juan.

61 Ellos le dijeron: —Ningún familiar tuyo se llama así.

62 Y le preguntaron por señas a Zacarías cómo quería llamar al niño.

63 Zacarías pidió una tabla y escribió: «Su nombre es Juan». Todos quedaron sorprendidos.

64 En ese mismo momento, Zacarías empezó a hablar alabando a Dios.

65 Todos los vecinos se quedaron impresionados, y en toda la región montañosa de Judea no se hablaba de otra cosa.

66 Los que oían hablar de lo sucedido se preguntaban: «¿Qué será de este niño cuando crezca?». Porque todos sabían que Dios estaba con él.


Zacarías alaba a Dios

67 Zacarías, el padre de Juan, quedó lleno del Espíritu Santo y pronunció este mensaje:

68 ¡Bendito sea el Señor, Dios de Israel porque ha venido a liberar a su pueblo!

69 Nos ha dado un salvador muy poderoso, descendiente del rey David, su siervo.

70 Así Dios lo había prometido desde hacía mucho tiempo, por medio de sus santos profetas.

71 Dios dijo que nos libraría de nuestros enemigos y de todos aquellos que nos odian.

72 Dijo también que sería bondadoso con su pueblo y que cumpliría el pacto que hizo con él.

73 Así se lo juró a nuestro antepasado Abrahán,

74 prometiéndole que nos salvaría de nuestros enemigos para que pudiéramos servirle sin ninguna clase de temor.

75 De esta manera viviremos solo para él practicando el bien todos los días de nuestra vida.

76 Y tú, hijo mío, serás llamado: «Profeta del Dios altísimo». Tú irás delante del Mesías, preparando a la gente para su llegada.

77 Anunciarás a su pueblo que ya tiene salvación, pues Dios perdona sus pecados.

78 Dios nos ama tanto, que desde el cielo nos envía un Salvador, como si fuera el sol de un nuevo día.

79 Él salvará a los que viven en peligro de muerte. Será como una luz que alumbra en la oscuridad y dirigirá nuestros pasos por caminos de paz.

80 El niño Juan crecía en estatura y se hacía fuerte espiritualmente. Vivió en el desierto hasta el día en que Dios le mandó proclamar su mensaje al pueblo de Israel.

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