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Joel 1 - Biblia Lenguaje Básico


El ataque de los saltamontes

1 Dios dio este mensaje a Joel, hijo de Petuel:

2-4 ¡Poned mucha atención autoridades del pueblo y todos los que vivís en este país! Cuatro plagas de saltamontes han venido sobre nuestra tierra y han acabado con nuestras siembras. ¿Cuándo habéis visto algo parecido? Ni siquiera vuestros antepasados vieron en su vida algo parecido. Contádselo a vuestros hijos para que ellos, a su vez, se lo cuenten a sus nietos, bisnietos y tataranietos.

5 Vamos, borrachos, levantaos. Despertad y poneos a llorar, pues ya no vais a tener vino.

6 Un pueblo fuerte y numeroso ha invadido nuestro país; tienen dientes como de león, colmillos como de leona.

7 Han destruido nuestras viñas y descortezado nuestras higueras; ¡han pelado las ramas por completo!

8 La gente llora desconsolada, como llora una joven esposa a quien se le ha muerto su marido.

9 También lloran los sacerdotes que están al servicio de Dios, pues ya nadie lleva al Templo ofrendas de vino y de cereales.

10 Ya no hay trigo, ya no hay vino ni aceite, pues los campos se secaron y quedaron hechos un desierto.

11 ¡Llorad de tristeza labradores y viñadores! Se han perdido las cosechas de trigo y de cebada;

12 se han secado los viñedos, las higueras, los granados, las palmeras, los manzanos y todos los árboles del campo; ¡la gente misma ha perdido la alegría!

13 Vosotros, sacerdotes, los que servís a Dios en el altar, poneos ropa de luto y pasad la noche llorando, pues ya nadie trae al Templo ofrendas de vino y de cereales.

14 Reunid en el Templo a los israelitas y a sus jefes, ayunad y orad a Dios.

15 ¡Nuestro Dios viene! ¡Ya está cerca su día! ¡Será un día de destrucción por parte del Todopoderoso!

16 Ante nuestros propios ojos nos han quitado la comida; ha desaparecido la alegría del Templo de nuestro Dios.

17 La siembra de trigo se secó, por eso están vacíos todos nuestros graneros.

18 Mugen nuestras vacas y balan nuestras ovejas. Los ganados se mueren de hambre porque ya no encuentran pastos.

19 Dios nuestro, en ti buscamos ayuda porque el fuego ha quemado nuestros campos y nuestros bosques.

20 También te piden ayuda los animales del campo, pues los arroyos están secos y el fuego ha acabado con los pastos.

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