Jeremías 19 - Biblia Lenguaje BásicoLa vasija rota 1-4 Dios me dijo: —Jeremías, compra en la casa del alfarero una vasija de barro, y ve al valle de Ben Hinón, que está a la entrada de la puerta oriental. Haz que te acompañen algunos jefes del pueblo y los sacerdotes más importantes. Cuando llegues allí, diles a los reyes de Judá y a los habitantes de Jerusalén que presten atención a mis palabras. Este es el mensaje que les darás de mi parte: «Vosotros sois mi pueblo, pero me habéis abandonado. Para colmo, me habéis ofendido al adorar en este valle a otros dioses. Esos dioses nunca se preocuparon por vosotros ni por vuestros antepasados, ni por los reyes de Judá. Por eso yo, el todopoderoso Dios de Israel, voy a enviaros un desastre tan terrible, que quienes lo sepan temblarán de miedo. En este mismo valle vosotros habéis dado muerte a mucha gente inocente. 5 Habéis construido altares a Baal, y en ellos habéis sacrificado a vuestros hijos como ofrenda a ese dios. ¡Pero eso es algo que yo nunca os ordené! ¡Jamás lo mencioné y ni siquiera me pasó por la mente! 6 Llegará el momento en que este lugar no se llamará Tófet ni valle de Ben Hinón; más bien, se le conocerá como valle de la Matanza. 7 Yo desharé aquí los planes de la gente de Judá y de Jerusalén; los entregaré a vuestros enemigos que les darán muerte en el campo de batalla. Allí quedarán tendidos los cadáveres y haré que se los coman las aves del cielo y las fieras salvajes. 8 A Jerusalén la convertiré en un lugar horrible. Los que pasen por allí verán con asombro cómo quedó la ciudad y se burlarán de ella. 9 Sus enemigos rodearán la ciudad para destruir a sus habitantes. Habrá tanta falta de comida que la gente se comerá a sus propios hijos, y hasta se comerán los unos a los otros». 10 Tan pronto anuncies este mensaje, rompe en mil pedazos la vasija de barro en presencia de quienes te han acompañado 11 y diles esto de mi parte: «También yo, el Dios todopoderoso, romperé en mil pedazos esta nación y esta ciudad, y ya no podrán volver a levantarse. Tendrán que enterrar a sus muertos en el Tófet, porque no habrá otro lugar donde enterrarlos. 12 Y a esta ciudad junto con sus habitantes la convertiré en un Tófet —así os lo aseguro, yo que soy Dios—. 13 Y las casas de Jerusalén y los palacios de los reyes de Judá en cuyas azoteas se quemó incienso para adorar a los astros del cielo y se hicieron ofrendas a otros dioses, serán como un Tófet, es decir, como un lugar impuro y repugnante». 14 Cuando Jeremías volvió de profetizar en el Tófet, se detuvo a la entrada del Templo de Dios. Desde allí dijo a todo el pueblo: 15 —Así dice el todopoderoso Dios de Israel: «Esta ciudad y sus pueblos vecinos se han empeñado en desobedecerme. Por eso voy a enviar contra ellos todas las desgracias que les he anunciado». |