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Hebreos 4 - Biblia Lenguaje Básico

1 Por eso, mientras siga en pie la promesa de entrar en el descanso ofrecido por Dios, debemos tener cuidado. Sería una lástima que alguno de vosotros no pudiera recibir de Dios ese descanso.

2 Porque nosotros oímos la buena noticia, igual que aquellos israelitas que salieron de Egipto. Solo que a ellos no les sirvió de nada oírla, porque no creyeron en el mensaje.

3 Sin embargo, nosotros que sí hemos creído en la buena noticia, disfrutaremos de la paz y de la tranquilidad que Dios nos ha prometido. Pero a los que no creyeron, Dios les dijo: «Por eso, como lo juré, lleno de ira, no les dejaré entrar en la tierra prometida donde los haría descansar». Dios dijo esto, refiriéndose a su descanso cuando terminó de crear el mundo.

4 Porque en alguna parte de la Escritura se habla así del sábado: «En el séptimo día Dios descansó de todo su trabajo».

5 Y en cuanto a este punto, vuelve a decir: «Jamás entraréis en mi lugar de reposo».

6 Los primeros en oír la buena noticia se rebelaron contra Dios y por eso no pudieron recibir su descanso. Pero la promesa de Dios sigue en pie,

7 porque él nos da una nueva oportunidad, como lo dijo por medio de David mucho tiempo después en el pasaje de la Escritura que hemos mencionado: «Si hoy escucháis la voz de Dios, no seáis tan tercos».

8 Si Josué hubiera podido hacer que los israelitas descansaran definitivamente en paz y tranquilidad, Dios no habría hablado de otra oportunidad.

9 Por eso todavía esperamos el día en que nosotros, el pueblo de Dios, recibiremos el descanso que Dios nos ha prometido.

10 En ese día, el pueblo de Dios descansará por fin de su trabajo, igual que Dios descansó del suyo.

11 Así que, hagamos todo lo posible por entrar en ese descanso que Dios nos ofrece y no muramos siguiendo el ejemplo de los que no creyeron la buena noticia.

12 Cada palabra que Dios pronuncia es eficaz y tiene vida. La Palabra de Dios es más cortante que una espada de dos filos y penetra hasta lo más profundo de nuestro ser. Allí examina nuestros pensamientos y deseos y deja en claro si son buenos o malos.

13 Nada de lo que Dios ha creado está oculto a los ojos de Dios que todo lo ve con claridad, y ante él seremos responsables de todo lo que hemos hecho.


Jesús el gran Jefe de los sacerdotes

14 Jesús es el Hijo de Dios y es nuestro gran Jefe de los sacerdotes, que ha subido al cielo. Por eso debemos mantenernos firmes en la fe que creemos.

15 El Jefe de los sacerdotes que tenemos es Jesús y ha experimentado las mismas pruebas que nosotros, pero sin caer en el pecado; por eso puede compadecerse de nuestras debilidades.

16 Así que, acerquémonos con confianza al trono de Dios, que tendrá misericordia de nosotros y nos ayudará cuando tengamos alguna necesidad.

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