Gálatas 1 - Biblia Lenguaje BásicoSaludo 1-3 Queridos hermanos de las iglesias de la región de Galacia: Yo, Pablo, y los seguidores de Cristo que están conmigo, os saludamos. Le pido a Dios, nuestro Padre, y al Señor Jesucristo, que os concedan su gracia y su paz. Soy un apóstol que no ha sido enviado por nadie de este mundo, sino por Jesucristo y por Dios Padre que lo resucitó de entre los muertos. 4 Jesucristo entregó su vida para que Dios perdonara nuestros pecados y nos librara de este mundo malvado. ¡Así lo ha dispuesto Dios, nuestro Padre, 5 a quien todos deben alabar por siempre! Amén. Un solo mensaje verdadero 6 Dios os llamó y, por medio de Cristo, os mostró su gracia. Por eso, casi no puedo creer que, en tan poco tiempo, hayáis dejado de obedecer a Dios y que hayáis aceptado un mensaje diferente de esta buena noticia. 7 Pero en realidad, no hay otro mensaje. Y digo esto porque hay quienes quieren cambiar la buena noticia de Jesucristo y confundiros. 8 De modo que, si alguien viene y os dice que el mensaje de la buena noticia es diferente del que nosotros os hemos anunciado, pido a Dios que lo castigue, no importa que sea un ángel del cielo o alguno de nosotros. 9 Vuelvo a repetiros lo que ya os había dicho: si alguien os anuncia un mensaje diferente del que habéis recibido, ¡que Dios le castigue! Pablo fue llamado por Cristo 10 No ando buscando que la gente apruebe lo que digo; tampoco pretendo quedar bien con nadie. Si así lo hiciera, ya no sería un siervo de Cristo. 11 Hermanos, quiero que os quede claro que nadie de este mundo inventó la buena noticia que os he anunciado. 12 No me la contó ni me la enseñó ningún ser humano, sino que fue Jesucristo mismo quien me la enseñó. 13 Ya sabéis cómo era yo cuando pertenecía a la religión judía. Sabéis también con qué violencia hice sufrir a los miembros de las iglesias de Dios, y cómo hice todo lo posible para destruirlos. 14 Cumplí con la religión judía mejor que muchos de los judíos de mi edad y me dediqué más que ellos a defender las enseñanzas recibidas de mis antepasados. 15-16 Pero Dios me dio su gracia y, desde antes de nacer, me eligió para servirle. Además, me mostró quién era su Hijo, para que yo anunciara a todo el mundo la buena noticia acerca de él. Cuando eso sucedió, no le pedí consejo a nadie, 17 ni fui a Jerusalén para pedir la opinión de aquellos que eran apóstoles antes que yo. Sino que me fui inmediatamente a la región de Arabia y luego regresé a la ciudad de Damasco. 18 Tres años después, fui a Jerusalén para conocer a Pedro y solo estuve quince días con él. 19 También vi allí al apóstol Santiago, hermano del Señor. Aparte de ellos, no vi a ningún otro apóstol. 20 Os estoy diciendo la verdad. ¡Dios sabe que no miento! 21 Después de eso, me fui a las regiones de Siria y Cilicia. 22 En ese tiempo, las iglesias de Cristo que están en Judea no me conocían personalmente. 23 Solo habían oído decir: «Ese hombre, que antes nos hacía sufrir, está ahora anunciando la buena noticia que antes perseguía». 24 Y alababan a Dios por el cambio que se había realizado en mí. |