2 Samuel 24 - Biblia Lenguaje BásicoDios castiga a su pueblo (1 Cr 21.1-17) 1 Dios volvió a enfadarse contra los israelitas y, para poder castigarlos, incitó a David a hacer un recuento de todos los habitantes de Israel y de Judá. 2 Así que el rey dijo a Joab y a los jefes del ejército que lo acompañaban: —Id por todo el país y haced un recuento de todos sus habitantes para que yo sepa cuántos son. 3 Pero Joab le contestó: —Yo pido a Dios que multiplique a tu pueblo y que lo haga cien veces más grande de lo que ahora es. También le pido que te permita llegar a verlo. Pero no entiendo por qué el rey quiere hacer ese recuento. 4 Sin embargo, la orden del rey pudo más que la opinión de Joab y de los jefes del ejército, y por tanto estos tuvieron que salir a contar a todos los israelitas. 5 Cruzaron el río Jordán y empezaron el recuento por Aroer y por la ciudad que está en medio de un valle, en el camino hacia Gad y Jazer. 6 Luego se dirigieron a Galaad, y de allí a Cadés, que está en el país de los hititas. Después fueron a Dan, y de allí dieron la vuelta hasta llegar a Sidón. 7 Se dirigieron luego a la fortaleza de Tiro y recorrieron también todas las ciudades de los jeveos y cananeos. Después se encaminaron al sur de Judá, en dirección a Beerseba. 8 Una vez que recorrieron todo el país durante nueve meses y veinte días, regresaron a Jerusalén. 9 Allí Joab informó al rey sobre el resultado del recuento. En Israel había ochocientos mil hombres que están en edad de ir a la guerra, y en Judá había quinientos mil. 10 Pero David se sintió culpable por haber ordenado hacer el censo del pueblo. Así que dijo: —Dios mío, he pecado gravemente al hacer este censo. Te ruego que perdones mi pecado pues me he portado como un necio. 11 Al día siguiente, cuando David se estaba levantando, Dios dirigió estas palabras al profeta Gad, el profeta al que David solía consultar: 12 —Preséntate ante David y dile que lo voy a castigar. Puede escoger uno de estos tres castigos: 13 siete años de hambre en todo el país; ser perseguido por sus enemigos durante tres meses; o que todo el pueblo sufra la peste durante tres días. Gad se presentó ante David, le transmitió el mensaje y le dijo: —Piénsatelo y decide qué respuesta debo llevar a Dios. 14 David contestó a Gad: —Me resulta difícil elegir uno de los tres. Pero Dios es compasivo, así que prefiero que el castigo venga de Dios y no de la crueldad humana. 15 Entonces Dios desde esa misma mañana y durante tres días envió la peste por todo Israel. Y desde el extremo norte hasta el extremo sur de Israel murieron setenta mil personas. Dios perdona a su pueblo (1 Cr 21.18-27) 16-17 El ángel de Dios estaba ya a punto de destruir Jerusalén, cuando David lo vio junto a la era de Arauna, el jebuseo. Exclamó entonces David al ver que la población estaba siendo aniquilada: —Dios mío, he sido yo quien ha hecho el mal, he sido yo el que ha pecado; el pueblo es inocente. Así que castígame a mí y a mi familia. Ante estas palabras se arrepintió Dios del daño que estaba haciendo al pueblo y dijo al ángel: —¡Basta ya! Que cese el castigo. 18-20 Aquel mismo día envió Dios a David este mensaje por medio del profeta Gad: —Anda y constrúyeme un altar en la era de Arauna, el jebuseo. David obedeció la orden de Dios y fue con sus sirvientes a construir el altar. Cuando Arauna vio que el rey se acercaba, salió y se inclinó ante él tocando el suelo con la frente. 21 Luego le dijo: —¿A qué debo que el rey venga a ver a su siervo? David le contestó: —He venido a comprarte la era pues quiero construir en ella un altar para Dios. Así se detendrá la peste que está aniquilando al pueblo. 22 Arauna le contestó: —Que el rey tome lo que le apetezca y ofrezca a Dios lo que tenga a bien. Incluso te doy mis bueyes para el sacrificio, el trillo y el yugo para que los uses como leña. 23 Te doy todo esto, y deseo que Dios acepte tus ofrendas. 24 David le contestó: —No será así, sino que te compraré la era por su precio, pues no puedo ofrecer a Dios algo que no me haya costado nada. Así que David pagó a Arauna cincuenta monedas de plata por el terreno y por los bueyes. 25 Luego construyó allí un altar para Dios y en él ofreció sacrificios de animales y otras ofrendas. Entonces Dios escuchó sus ruegos, tuvo piedad del país e hizo que cesara la peste en Israel. |