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1 Samuel 18 - Biblia Lenguaje Básico


La amistad de David y Jonatán

1-3 Saúl ya no dejó que David volviera a su casa, sino que lo mantuvo junto a él. Desde entonces Jonatán y David se hicieron muy amigos. Tanto lo quería Jonatán que, desde ese mismo día, le juró que serían amigos para siempre, pues lo amaba como a sí mismo.

4 En prueba de su amistad, Jonatán le dio a David su ropa de príncipe, junto con su arco, su espada y su cinturón.

5 Siempre que Saúl enviaba a David a luchar contra los filisteos, David salía victorioso. Por eso Saúl lo puso como jefe de sus soldados. Esto le gustó mucho a todo el pueblo, incluso a los servidores de Saúl.


Saúl tiene envidia de David

6-9 Sin embargo, desde el día en que David mató a Goliat, Saúl comenzó a tener mucha envidia de David. Y es que cuando el ejército regresó de la batalla, las mujeres salieron a recibir al rey y en sus danzas y cantos decían: «¡Saúl mató a mil soldados, pero David mató a diez mil!». Al oír tales cantos, Saúl se enfadó mucho y pensó: a David le dan diez veces más importancia que a mí. ¡Ahora solo falta que me quite el trono!

10 Al día siguiente, mientras David tocaba el arpa, Dios envió un espíritu malo para que atormentara a Saúl. Entonces Saúl se puso como loco dentro del palacio y, como tenía una lanza en la mano,

11 se la arrojó a David con la intención de dejarlo clavado en la pared. Pero David logró esquivar la lanza en dos ocasiones.

12-15 Saúl tenía miedo de David, pues se daba cuenta de que Dios lo protegía, mientras que a él lo había abandonado. Así que Saúl alejó a David enviándolo al campo de batalla y poniéndolo al frente de mil soldados con los que organizaba diversas expediciones en las que siempre tenía éxito porque Dios lo ayudaba.

16 En todo Israel y Judá querían mucho a David porque era él quien los dirigía en las batallas.

17 Un día, Saúl dijo a David: —Mira, te voy a dar como esposa a Merab, mi hija mayor. Lo único que te pido es que seas valiente y que, en el nombre de Dios, salgas al frente del ejército en las batallas. En realidad, lo que Saúl quería era la muerte de David. Pero pensaba: «Que sean los filisteos los que lo maten y no yo».

18 David le contestó: —Ni mi familia ni yo merecemos ser parientes del rey.

19 Llegó el día en que Merab debía casarse con David, pero Saúl se la dio como esposa a Adriel de Mejolá.

20 Sin embargo, Mical, la otra hija de Saúl, estaba enamorada de David. Cuando Saúl se enteró, se puso muy contento,

21 pues pensó: «Si David quiere casarse con Mical, tendrá que luchar contra los filisteos y estos lo matarán». Entonces dijo a David: —Hoy mismo te casarás con mi hija.

22 Además, Saúl ordenó a sus servidores: —Hablad a solas con David, y decidle que yo y mis servidores lo apreciamos mucho; que acepte ser mi yerno.

23 Los servidores del rey comunicaron todo esto a David, pero este les dijo: —Yo no soy más que un hombre pobre y sin importancia. ¿Cómo podéis pensar que llegaré a ser yerno del rey?

24 Los servidores del rey fueron y le dijeron a Saúl lo que David pensaba,

25 y Saúl les dijo: —Decid a David que no quiero que me dé nada por mi hija. Lo que quiero es que me traiga la prueba de que ha matado a cien filisteos que son mis enemigos de quienes quiero vengarme. En realidad, Saúl quería que los filisteos dieran muerte a David.

26 A David le pareció bien lo que el rey pedía y, antes de que se cumpliera el plazo,

27 fue con sus hombres, mató a doscientos filisteos y le llevó a Saúl la prueba que le había pedido. Entonces Saúl le dio como esposa a su hija Mical, y así David llegó a formar parte de la familia del rey.

28 Cuando Saúl comprobó que Dios protegía a David y que su hija Mical lo amaba de verdad,

29 creció su temor a David y se convirtió en su enemigo mortal.

30 Siempre que los jefes de los filisteos salían a luchar contra los israelitas, David tenía más éxito que el resto de los comandantes de Saúl, por lo que llegó a ser muy famoso.

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