1 Samuel 15 - Biblia Lenguaje BásicoDios rechaza a Saúl 1-3 Samuel dijo a Saúl: —Dios me envió para que te nombrara rey de su pueblo Israel. Escucha ahora lo que Dios todopoderoso quiere decirte: «Cuando los israelitas salieron de Egipto, los amalecitas se portaron muy mal con ellos. Ha llegado el momento de castigarlos. Atácalos, pues, y destruye todo lo que tienen. Extermina a hombres y mujeres, a jóvenes y a niños; mata también a sus toros, ovejas, camellos y burros. No dejes con vida a nadie». 4 Saúl reunió a su ejército en Teláin. Contó a todos sus hombres, y eran doscientos mil soldados de infantería, sin contar a los diez mil hombres de Judá que se le unieron. 5 Se dirigió a la ciudad principal de Amalec para atacarla y acampó junto a un arroyo. 6 Desde allí mandó este mensaje a los quenitas: —Alejaos de los amalecitas y salid de su ciudad para que no os destruya juntamente con ellos, pues vosotros os portasteis muy bien con los israelitas cuando salieron de Egipto. Los quenitas se apartaron de los amalecitas 7 y acto seguido Saúl atacó todo el territorio de Amalec, desde Javilá hasta la entrada de Sur, que está al este de Egipto. 8 Hizo prisionero a Agag, rey de los amalecitas, y dio muerte a filo de espada a toda la gente del pueblo. 9 Pero dejó vivo al rey Agag y a los mejores animales de los amalecitas, destruyendo solo las cosas de poco valor. 10 Entonces Dios dijo a Samuel: 11 —Saúl no me hace caso ni me obedece. ¡Lamento haberlo elegido rey! Al oír esto, Samuel se entristeció y se pasó toda la noche rogando a Dios. 12 Cuando ya estaba amaneciendo, Samuel se levantó y se fue a buscar a Saúl, pero le dijeron que se había ido a Carmel para levantar un monumento en su propio honor, y que de allí se había ido a Guilgal. 13 Samuel se fue a buscarlo y, cuando lo encontró, Saúl le dijo: —¡Que Dios te bendiga! Ya he cumplido las órdenes de Dios. 14 Samuel le preguntó: —Si de verdad las has cumplido, ¿de quién son esas ovejas y esos toros? 15 Saúl le respondió: —Son los mejores animales que los soldados les quitaron a los amalecitas. Los trajeron para ofrecerlos como sacrificio a nuestro Dios. Todo lo demás lo destruimos. 16 A lo que Samuel respondió: —Deja que te diga lo que Dios me ha comunicado esta noche. —¿Qué es lo que te ha dicho? —preguntó Saúl. 17 Samuel le contestó: —Aunque tú mismo reconocías que no valías gran cosa, Dios te hizo rey de Israel. 18 Luego, Dios te ordenó claramente que destruyeras a esos pecadores amalecitas y todo lo que les pertenecía. 19 ¿Por qué desobedeciste sus órdenes? ¿Por qué te quedaste con lo mejor del ganado de los amalecitas? 20 Saúl respondió: —Yo estoy seguro de haber obedecido a Dios. Lo que me ordenó hacer, lo hice. Acabé con todos los amalecitas y traje prisionero a su rey Agag. 21 Fueron los soldados quienes se apropiaron de los mejores animales de los amalecitas para sacrificarlos en honor de nuestro Dios. 22 Pero Samuel le dijo: —Lo que agrada a Dios es que lo obedezcan y no que le ofrezcan sacrificios. Es mejor obedecerlo que sacrificarle los mejores animales. 23 Rebelarse contra Dios es tan malo como consultar a brujos y adivinos. No está bien adorar a dioses falsos, ni tampoco desobedecer a Dios. Como tú has rechazado a Dios, él también te rechaza como rey. 24 Saúl dijo a Samuel: —Tienes razón. Mi pecado ha sido no obedecer a Dios y no seguir tus instrucciones. Pero es que tuve miedo al pueblo y me sometí a su voluntad. 25 ¡Por favor, perdóname y acompáñame a dar culto a Dios! 26 Pero Samuel le respondió: —Dios ya no quiere que seas rey, porque no quisiste hacer lo que te mandó. Así que yo no te voy a acompañar. 27 Luego Samuel le dio la espalda a Saúl y comenzó a alejarse. Pero Saúl agarró a Samuel por el manto, y de un tirón se lo quitó. 28 Entonces Samuel le dijo: —Así es como Dios te va a quitar el reino de Israel, para dárselo a un israelita mejor que tú. 29 El Dios que le da la victoria a Israel, siempre cumple su palabra, no cambia de opinión, como lo hace la gente. 30 Saúl le rogó: —Reconozco mi pecado pero, por favor, ¡trátame como rey delante de los jefes del pueblo y de toda la gente! ¡Ven conmigo y rindamos culto a Dios! 31 Samuel aceptó ir con Saúl, y los dos adoraron a Dios. 32 Luego, Samuel ordenó: —¡Traedme a Agag, el rey de los amalecitas! Mientras lo llevaban ante Samuel, Agag pensó que ya no lo iban a matar. 33 Pero Samuel dijo: —Así como dejaste sin hijos a tantas mujeres, así también tu madre va a sufrir la muerte de su hijo. Y allí mismo en Guilgal, en presencia de Dios, Samuel cortó en pedazos a Agag. 34 Luego Samuel regresó a Ramá, y Saúl se fue a Guibeá, que era donde vivía. 35 Samuel jamás volvió a ver a Saúl, aunque siempre sintió por él una gran tristeza porque Dios sintió pesar de haber puesto a Saúl como rey de Israel. |