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1 Samuel 1 - Biblia Lenguaje Básico


Historia de Samuel (1.1–12.25) Dios le da un hijo a Ana

1 En Ramá, un pueblo de la montaña de Efraín, vivía un hombre llamado Elcaná. Sus antepasados fueron: Jeroján, Elihú, Tojú y Suf. Todos ellos eran descendientes de Efraín.

2 Elcaná tenía dos mujeres: Peniná y Ana. Peniná tenía hijos, pero Ana no tenía ninguno.

3 Cada año Elcaná y su familia salían de su pueblo para ir al santuario de Siló. Allí adoraban al Dios todopoderoso y presentaban ofrendas en su honor. Allí también trabajaban dos hijos del sacerdote Elí, llamados Jofní y Finés.

4 Cuando Elcaná presentaba un animal como ofrenda, les daba una parte de la carne a Peniná y a sus hijos.

5 Pero a Ana le daba la mejor parte porque la amaba mucho, a pesar de que Dios no le había concedido tener hijos.

6-7 Como Ana no tenía hijos, Peniná se burlaba de ella. Tanto la molestaba que Ana lloraba mucho y ni comer quería. Todos los años, cuando iban al santuario, Peniná la trataba con desprecio.

8 En una de esas visitas, Elcaná le preguntó a Ana: —¿Por qué lloras? ¿Por qué no comes? ¿Por qué te entristeces? Para ti, es mejor tenerme a mí que tener muchos hijos.

9 Ana dejó de comer, se levantó y se fue a orar al santuario. El sacerdote Elí estaba allí, sentado junto a la puerta.

10 Ana estaba tan triste que no dejaba de llorar. Por eso oró a Dios

11 y le hizo esta promesa: —Dios todopoderoso, yo soy tu humilde servidora. Mira lo triste que estoy. Date cuenta de lo mucho que sufro; no te olvides de mí. Si me das un hijo, yo te lo entregaré para que te sirva solo a ti todos los días de su vida. Como prueba de que te pertenece, nunca se cortará el cabello.

12-13 Ana oraba a Dios en silencio. Elí la veía mover los labios, pero como no escuchaba lo que decía, pensó que estaba borracha.

14 Por eso le dijo: —¿No te da vergüenza estar borracha? ¡A ver si se te pasa la borrachera!

15-16 Pero Ana le respondió: —Señor mío, no pienses que estoy borracha. No he bebido vino ni alcohol. Estoy muy triste, y por eso estoy aquí suplicando a Dios que me responda.

17 Entonces Elí le contestó: —Vete tranquila, y que el Dios de Israel te conceda lo que has pedido.

18 Y Ana le dijo: —¡Tú sí me comprendes! Dicho esto, Ana se retiró, volvió a comer y dejó de estar triste.

19 A la mañana siguiente, Elcaná y su familia fueron al santuario para adorar a Dios, y después regresaron a su casa en Ramá. Tiempo después, Elcaná y su mujer Ana tuvieron relaciones sexuales, y Dios hizo

20 que Ana quedara embarazada. Cuando nació el niño, Ana le puso por nombre Samuel, porque —dijo— «a Dios se lo pedí».

21 Al año siguiente, cuando llegó el tiempo de ir al santuario para presentar la ofrenda acostumbrada, Elcaná fue a Siló con toda su familia para cumplir su promesa.

22 Pero Ana no quiso ir con ellos y dijo a su marido: —Cuando el niño ya pueda comer solo, yo misma lo llevaré al santuario y se lo entregaré a Dios. Allí se quedará a vivir para siempre.

23-24 Elcaná le dijo: —Haz lo que te parezca mejor. Que el niño se quede contigo hasta que pueda comer solo. Y que Dios te conceda cumplir tu promesa. Ana se quedó con su hijo, y lo cuidó hasta que el niño comenzó a comer solo. Fue entonces cuando Ana lo llevó al santuario de Siló. También llevó como ofrenda un novillo de tres años, vino y veinte kilos de harina.

25 Después de ofrecer en sacrificio al novillo sobre el altar, Ana y su marido entregaron el niño al sacerdote Elí.

26 Y Ana le dijo: —Señor mío, hace tiempo yo estuve aquí, orando a Dios.

27 Yo le pedí este niño, y él me lo concedió.

28 Por eso ahora se lo entrego a Dios para que le sirva todos los días de su vida. Y todos ellos adoraron a Dios.

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