Salmos 4 - Biblia Torres Amat 18251 Así que lo invoqué, me oyó Dios, que es mi justicia; tú, ¡oh Dios mío!, en mi angustia me ensanchaste el corazón. Apiádate aún de mí, y presta oídos a mi oración. 2 ¡Oh, hijos de los hombres!, ¿hasta cuándo seréis de estúpido corazón?; ¿por qué amáis la vanidad y vais en pos de la mentira? 3 Sabed, pues, que es el Señor quien ha hecho admirable su Santo: el Señor me oirá siempre que clamare a él. 4 Enojaos, y no queráis pecar más; compungíos en el retiro de vuestros lechos de las cosas que andáis meditando en vuestros corazones. 5 Ofreced sacrificios de justicia, y confiad en el Señor. Dicen muchos: ¿Quién nos hará ver los bienes que se nos prometen? 6 Impresa está, Señor, sobre nosotros la luz de tu rostro: tú has infundido la alegría en mi corazón. 7 Ellos están bien abastecidos y alegres con la abundancia de su trigo, vino y aceite. 8 Mas yo, Dios mío, dormiré en paz, y descansaré en tus promesas: Porque tú, ¡Oh Señor!, sólo tú has asegurado mi esperanza. |
Copyright © Félix Torres Amat. Traducción de la Vulgata al castellano 1825.