Isaías 8 - Biblia Torres Amat 18251 Y tomé por testigos fieles de lo que escribía, a Urías sacerdote, y a Zacarías, hijo de Baraquías; 2 y cohabité con la profetisa mi esposa, y ella concibió y tuvo un hijo. Y me dijo el Señor: Ponle un nombre que signifique coge aprisa los despojos, apresúrate a coger la presa . 3 Porque antes que sepa el niño pronunciar los nombres de padre y madre, ya el rey de los asirios habrá destruido el poder de Damasco, y saqueado Samaria. 4 Y me habló el Señor de nuevo diciendo: 5 Por cuanto este pueblo ha desechado las aguas de Siloé, que corren sosegadamente en Sión, y ha preferido a Rasín y al hijo de Romeía, 6 por esto he aquí que el Señor traerá sobre ellos las aguas del río Eufrates impetuosas y abundantes, (esto es, al rey de los asirios con todas sus fuerzas) y subirán sobre todos sus arroyos, y se extenderán por todas sus riberas, 7 y romperán por el país de Judá, y al pasar lo inundarán todo, y llegarán hasta la garganta. Y él con la anchura de sus alas o escuadrones llenará, ¡oh Emmanuel!, todo el espacio de tu tierra. 8 Reuníos, ¡oh pueblos!, y venid; que habéis de ser vencidos; vosotras todas, ¡oh regiones las más remotas!, escuchad: Armaos de coraje, y seréis vencidas; formaos en buen orden, y seréis vencidas. 9 Haced planes, y serán desbaratados; dad órdenes y no se ejecutarán; porque Dios está con nosotros. 10 Pues esto me dijo el Señor cuando con mano poderosa me corrigió, advirtiéndome que no siguiese los pasos de este pueblo: Mira, 11 no estéis diciendo: Conspiración; pues no habla de otra cosa este pueblo que de conspiración; antes bien no temáis lo que tanto él teme, y no os amilanéis. 12 Al Señor de los ejércitos, a él solo glorificad; él solo sea el que os haga temer y temblar. Y él será el que os santifique. 13 Al paso que será piedra de tropiezo y piedra de escándalo para las dos casas de Israel; y lazo y ruina para los habitantes de Jerusalén . 14 Y muchísimos de ellos tropezarán y caerán, y se harán pedazos, y se verán cogidos en el lazo, y quedarán presos. 15 Recoge ahora el testimonio; sella la ley para mis discípulos. 16 Yo, sin embargo, tengo puesta mi esperanza en el Señor, que ha escondido su rostro de la casa de Jacob , y en esta esperanza perseveraré. 17 Me veis aquí a mí y a mis hijos, que me dio el Señor para que sirvan de señal y portento a Israel, de parte del Señor de los ejércitos, que habita en el monte de Sión. 18 Que si os dijeren: Consultad a los pitones y a los adivinos, los cuales rechinan en sus encantamientos, responded: Pues, ¿no ha de acudir el pueblo a su Dios? ¿A los muertos ha de recurrir para saber de los que viven? 19 A la ley más bien y al arca santa es a donde ha de recurrir. Que si no hablaren conforme a lo dicho, no amanecerá para ellos la luz del día. 20 Y la luz pasará por su casa sin detenerse, y ellos caerán por el suelo, y tendrán hambre; y cuando estén hambrientos se enfurecerán y maldecirán a su rey y a su Dios; y levantarán los ojos hacia arriba, 21 y los bajarán hacia tierra, y no verán sino tribulación, y tinieblas, y abatimiento, y angustia, y lobreguez que los persigue, y no podrán, por más que hagan, librarse de su gran congoja. 22 Primero fue menos afligida la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, y después fue gravemente herida la costa del mar, la Galilea de las naciones, más allá del Jordán. |
Copyright © Félix Torres Amat. Traducción de la Vulgata al castellano 1825.