Cantares 4 - Biblia Torres Amat 18251 Tus dientes blancos y bien unidos como hatos de ovejas trasquiladas, acabadas de lavar, todas con dobles crías, sin que haya entre ellas una estéril. 2 Como cinta de escarlata tus labios, dulce tu hablar y sonoro. Como cacho o roja corteza de granada tales son tus mejillas, además de lo que dentro se oculta. 3 Tu cuello es recto y airoso, como la torre de David, ceñida de baluartes, de la cual cuelgan mil escudos, arneses todos de valientes. 4 Tus dos pechos son como gamitos mellizos, que están paciendo entre blancas azucenas, 5 hasta el caer del día, y el declinar de las sombras. Subiré a buscarte al monte de la mirra y al collado del incienso. 6 Toda tú eres hermosa, ¡oh amiga mía!, no hay defecto alguno en ti. 7 Ven, desciende del Líbano, esposa mía, vente del Líbano; ven y serás coronada; ven de la cima del monte Amaná de las cumbres de Sanir y del Hermón, de esos lugares guarida de leones, de esos montes morada de leopardos. 8 Tú heriste mi corazón, ¡oh hermana mía esposa!; más agradable son que el vino exquisito; y la fragancia de tus perfumes o vestidos excede a todos los aromas. 9 Son tus labios, ¡oh esposa mía!, un panal que destila miel; miel y leche tienes debajo de la lengua; y es el olor de tus vestidos como olor de suavísimo incienso. 10 Huerto cerrado eres, hermana mía esposa, huerto cerrado, fuente sellada. 11 Tus renuevos o plantas de ese huerto, forman un vergel delicioso de granados, con frutos dulces como de manzanos: son cipros con nardos. 12 Nardo y azafrán, caña aromática y cinamomo, con todos los árboles odoríferos del Líbano; la mirra y el áloe con todos los aromas más exquisitos. 13 Tú, la fuente de los huertos, el pozo de aguas vivas, que bajan con ímpetu del monte Líbano. 14 Retírate, ¡oh Aquilón!, y ven tú, ¡oh viento Austro!, a soplar en todo mi huerto y que se esparzan sus aromas por todo el mundo. 15 Venga, pues, mi amado a su huerto, y coma del fruto de sus manzanos. Ya he venido a mi huerto, hermana mía esposa; cogido he ya comido mi panal con la miel mía; bebido he mi vino con mi leche. He dicho: comed vosotros, oh amigos, y bebed, carísimos, hasta saciaros. 16 Dormía yo, y estaba mi corazón velando; y he aquí la voz de mi amado que llama y dice: Abreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, mi inmaculada y purísima: Porque está llena de rocío mi cabeza, y de neblina de la noche mis cabellos. |
Copyright © Félix Torres Amat. Traducción de la Vulgata al castellano 1825.