2 Timoteo 4 - Biblia Torres Amat 18251 predica la palabra de Dios con toda fuerza y valentía, insiste con ocasión y sin ella, reprende, ruega, exhorta con toda paciencia y doctrina. 2 Porque vendrá tiempo en que los hombres no podrán sufrir la sana doctrina, sino que, teniendo una comezón extremada de oír doctrinas que lisonjeen sus pasiones, recurrirán a un montón de doctores propios para satisfacer sus desordenados deseos, 3 y cerrarán sus oídos a la verdad, y los aplicarán a las fábulas. 4 Tú entretanto vigila en todas las cosas de tu ministerio, soporta las aflicciones, desempeña el oficio de evangelista, cumple todos los cargos de tu ministerio. Vive con templanza. 5 Que yo ya estoy a punto de ser inmolado, y se acerca el tiempo de mi muerte. 6 He combatido con valor, he concluido la carrera, he guardado la fe. 7 Nada me resta sino aguardar la corona de justicia que me está reservada, y que me dará el Señor en aquel día como justo juez, y no sólo a mí, sino también a los que llenos de fe desean su venida. Date prisa en venir pronto a mí. 8 Porque Demas me ha desamparado por el amor de este siglo, y se ha ido a Tesalónica; 9 Crescente partió para Galacia, Tito para Dalmacia. 10 Sólo Lucas está conmigo. Toma a Marcos, y tráele contigo; porque me es del caso para el ministerio evangélico. 11 A Tíquico le he enviado a Efeso. 12 Cuando vengas, tráete contigo la capa o capote que dejé en Tróade en casa de Carpo, y los libros, sobre todo los pergaminos o papeles. 13 Alejandro, el calderero me ha hecho mucho mal; el Señor le dará el pago conforme a sus obras. 14 Guárdate tú también de él, porque se ha opuesto sobremanera a nuestra doctrina. 15 En mi primera defensa, nadie me asistió, antes todos me desampararon, ruego a Dios se lo perdone. 16 Mas el Señor me asistió y alentó, para que yo acabase de predicar, y me oyesen todas las naciones; y fui librado de la boca o garras del león. 17 El Señor me librará de todo pecado, y me conducirá a su reino celestial, a él sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén. 18 Saluda a Prisca, y a Aquilas, y a la familia de Onesíforo. 19 Erasto se quedó en Corinto. Y a Trófimo le dejé enfermo en Mileto. 20 Apresúrate a venir antes del invierno. Te saludan Eubulo, y Pudente, y Lino, y Claudia, y los hermanos todos de esta ciudad. 21 El Señor Jesucristo sea con tu espíritu. La gracia permanezca con vosotros. Amén. 22 Pablo, siervo de Dios y apóstol de Jesucristo para instruir a los escogidos de Dios en la fe y en el conocimiento de la verdad que es según la piedad, |
Copyright © Félix Torres Amat. Traducción de la Vulgata al castellano 1825.