Juan 9 - Nueva Biblia Española (1975)1 Al pasar vio Jesús un hombre ciego de nacimiento. Le preguntaron sus discípulos: 2 Maestro, ¿quién había pecado, él o sus padres, para que naciera ciego? 3 Contestó Jesús: Ni había pecado él ni tampoco sus padres, pero así se manifestarán en él las obras de Dios. 4 Mientras es de día, nosotros tenemos que trabajar realizando las obras del que me mandó. Se acerca la noche, cuando nadie puede trabajar. 5 Mientras esté en el mundo, soy luz del mundo. 6 Dicho esto, escupió en tierra, hizo barro con la saliva, le untó con ese barro los ojos 7 y le dijo: Márchate a lavarte a la piscina de Siloé (que significa 'Enviado'). Fue, se lavó y volvió con vista. 8 Los vecinos y los que antes solían verlo de mendigo, preguntaban: ¿No es éste el que estaba sentado y mendigaba? 9 Unos decían: El mismo. Otros, en cambio: No, pero se le parece. El afirmaba: Soy yo. 10 Le preguntaron entonces: ¿Cómo se te han abierto los ojos? 11 Contestó él: Ése hombre que se llama Jesús hizo barro, me lo untó en los ojos y me dijo: 'Márchate a Siloé y lávate'. Entonces fui, y al lavarme empecé a ver. 12 Le preguntaron: ¿Dónde está él? Respondió: No sé. 13 Llevaron a los fariseos al que había sido ciego. 14 El día en que Jesús hizo el barro y le abrió los ojos era sábado. 15 Los fariseos, a su vez, le preguntaron también cómo había llegado a ver. El les respondió: Me puso barro en los ojos, me lavé y veo. 16 Algunos de los fariseos comentaban: Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no guarda el sábado. Otros, en cambio, decían: ¿Cómo puede un hombre, siendo pecador, realizar semejante señales? Y estaban divididos. 17 Le preguntaron otra vez al ciego: A ti te ha abierto los ojos, ¿qué piensas tú de él? El respondió: Es un profeta. 18 Los dirigentes judíos no creyeron que aquél había sido ciego y había llegado a ver, hasta que no llamaron a los padres del que había conseguido la vista 19 y les preguntaron: ¿Es éste vuestro hijo, í el que vosotros decís que nació ciego?, ¿cómo es que ahora ve? 20 Respondieron sus padres: Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego. 21 Ahora bien, cómo es que ve ahora no lo sabemos, y quién le ha abierto los ojos nosotros tampoco lo sabemos. Preguntádselo a él, ya es mayor de edad, él mismo se explicará. 22 Sus padres respondieron así por miedo a los dirigentes judíos, porque los dirigentes tenían ya convenido que fuera excluido de la sinagoga quien lo reconociese por Mesías. 23 Por eso dijeron sus padres: 'Ya es mayor de edad, interrogadlo a él'. 24 Llamaron entonces por segunda vez al hombre que había sido ciego y le dijeron: Reconócelo tú ante Dios. A nosotros nos consta que ese hombre es un pecador. 25 Replicó entonces él: Si es pecador o no, no lo sé; una cosa sé, que yo era ciego y ahora veo. 26 Insistieron: ¿Qué te hizo?, ¿cómo te abrió los ojos? 27 Les replicó: Ya se lo he dicho y no me han hecho caso. ¿Para qué quieren oírlo otra vez? ¿Es que quieren hacerse discípulos suyos también ustedes? 28 Ellos lo llenaron de improperios y le dijeron: Discípulo de ése lo serás tú, nosotros somos discípulos de Moisés. 29 A nosotros nos consta que a Moisés le estuvo hablando Dios, ése, en cambio, no sabemos de dónde procede. 30 Les replicó el hombre: Pues eso es lo raro, que ustedes no sepan de dónde procede, cuando me ha abierto los ojos. 31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, sino que al qué lo respeta y realiza su designio, a ése lo escucha. 32 Jamás se ha oído decir que nadie haya abierto los ojos a uno que nació ciego; 33 si éste no viniera de parte de Dios, no podría hacer nada. 34 Le replicaron: Empecatado naciste tú de arriba abajo, ¡y vas tú a darnos lecciones a nosotros! Y lo echaron fuera. 35 Se enteró Jesús de que lo habían echado fuera, fue a buscarlo y le dijo: ¿Das tu adhesión al Hombre aquél? 36 Contestó él: Y ¿quién es, Señor, para dársela? 37 Le contestó Jesús: Lo viste en persona, y el que está hablando contigo es él. 38 El otro declaró: Creo, Señor. Y se postró ante él. 39 Añadió Jesús: Yo he venido a abrir un proceso contra el orden éste; así, los que no ven, verán, y los que ven, quedarán ciegos. 40 Se enteraron de esto algunos fariseos, los que habían estado con él, y le preguntaron: ¿Es que también nosotros somos ciegos? 41 Les contestó Jesús: Si fuesen ciegos, no tendrían pecado; pero como dicen que ven, su pecado persiste. |
Luis Alonso Schökel y Juan Mateos, 1975 ©, Editada por Ediciones Cristiandad.