Apocalipsis 20 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)1 Vi a un ángel que bajaba del cielo. Llevaba en la mano la llave del abismo y una gruesa cadena. 2 Apresó al dragón, la antigua serpiente - es decir, el diablo o Satanás - y lo encadenó por mil años. 3 Lo arrojó después al abismo, y allí lo encerró; y selló la entrada, para que en adelante no pueda seducir a las naciones hasta que hayan pasado los mil años. Pasados esos mil años, gozará de libertad por breve tiempo. 4 Vi también unos tronos; a los que se sentaron en ellos se les dio poder para juzgar. Y vi a los que habían sido asesinados por haber dado testimonio de Jesús y por haber proclamado la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen y no llevaban tatuada en la frente ni en las manos la marca de la bestia. Todos éstos recobraron la vista y reinaron con Cristo mil años. 5 Los demás muertos, en cambio, no volvieron a la vida hasta pasados los mil años. Es la primera resurrección. 6 ¡Dichosos aquellos a quienes Dios ha elegido para tomar parte en ella! Invulnerables a la segunda muerte, serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él los mil años. 7 Pero un día llegarán a su fin los mil años. Entonces Satanás será desencadenado, 8 y tratará de seducir a los habitantes de los cuatro puntos cardinales del mundo, a Gog y a Magog, cuyos ejércitos, innumerables como las arenas del mar, pondrá en pie de guerra. 9 Y, efectivamente, estos ejércitos se extendieron sobre el mundo como mancha de aceite, sitiaron el campamento de los elegidos y pusieron cerco a la ciudad bienamada. Pero un fuego se abatió sobre ellos desde el cielo y los devoró. 10 Y el diablo, el seductor, fue arrojado al lago de fuego y azufre. Allí, en compañía de la bestia y el falso profeta, sufrirá tormento por siempre, día y noche sin cesar. 11 Vi luego un trono resplandeciente y majestuoso. Ante la presencia del que estaba sentado en él desaparecieron el cielo y la tierra, sin dejar rastro tras de sí. 12 De pie ante el trono estaban todos los muertos, los humildes y los poderosos. Entonces fueron abiertos los libros. También fue abierto otro libro: el libro de la vida. Los muertos fueron juzgados conforme a las acciones que tenían consignadas en los libros. 13 Todos fueron juzgados conforme a sus acciones: los muertos devueltos por el mar y los devueltos por la muerte y el abismo. 14 Y la muerte y el abismo fueron después arrojados al lago de fuego, es decir, a la segunda muerte. 15 Allí fueron arrojados también aquellos cuyo nombre no esta inscrito en el libro de la vida. |
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