2 Tesalonicenses 2 - Biblia Arcas-Fernandez (Nuevo Testamento)1 En cuanto a la venida gloriosa de nuestro Señor Jesucristo y al momento de nuestra reunión con él, una cosa os pedimos, hermanos: 2 no perdáis demasiado pronto la cabeza ni os dejéis impresionar por revelaciones, rumores o supuestas cartas nuestras. ¡Nada de eso debe haceros suponer que el día del Señor sea inminente! 3 ¡Que nadie os desoriente en modo alguno! Es preciso que primero se produzca la gran rebelión contra Dios y que se dé a conocer el hombre lleno de impiedad, el destinado a la ruina. 4 El es el enemigo que se alza orgulloso contra todo lo que es divino o digno de adoración, hasta el punto de llegar a suplantar a Dios, diciendo abiertamente: '¡Yo mismo soy Dios'! 5 ¿No recordáis que ya os hablaba de esto cuando estaba entre vosotros? 6 Ya sabéis que hay ahora un obstáculo que le impide darse a conocer hasta que llegue su momento prefijado. 7 Porque ese misterioso y maligno poder está ya en acción; sólo hace falta que se quite de enmedio el que hasta el momento lo frena, 8 para que se dé a conocer el impío. Pero Jesús, el Señor, lo destruirá con el aliento de su boca y lo aniquilará con el resplandor de su presencia. 9 En cuanto a la aparición de ese impío, como obra que es de Satanás, vendrá acompañada de todo un despliegue de fuerza y falsos portentos y prodigios. 10 Con su astuta maldad engañará a quien están en camino de perdición al no haber querido hacer suyo el amor a la verdad que había de salvarlos. 11 Por eso Dios los entrega a un poder seductor, de forma que hagan suya la mentira 12 y se condenen cuantos, en lugar de dar crédito a la verdad, encontraron placer en la maldad. 13 A vosotros, en cambio, hermanos, el Señor os ama y os ha escogido como primeros frutos de la salvación por medio del Espíritu que os consagra y de la fe en la verdad. Por ello debemos dar continuas gracias a Dios, 14 que os llamó mediante el mensaje de salvación que os anunciamos para que alcancéis la gloria de nuestro Señor Jesucristo. 15 Por tanto, hermanos, mantenéos firmes y guardad las tradiciones que os hemos enseñado de palabra o por escrito. 16 ¡Ojalá Jesucristo, nuestro Señor, y Dios, nuestro Padre, que nos ama y que generosamente nos ofrece un consuelo eterno y una espléndida esperanza, 17 os llenen interiormente de consuelo y os den la fuerza necesaria para buscar toda suerte de bien, lo mismo de palabra que de obra! |
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