Salmos 105 - Biblia Castilian 20031 Dad gracias al Se or e invocad su nombre, pregonad sus proezas a los pueblos. 2 Cantadle y celebradle, meditad en sus portentos; 3 gloriaos en su nombre sacrosanto, y que se alegre el corazón de los que buscan al Se or. 4 Preguntad por el Se or y por su fuerza, buscad continuamente su presencia; 5 recordad las maravillas que él ha hecho, sus portentos y los juicios de su boca. 6 Semilla de Abrahán su siervo, hijos de Jacob sus elegidos. 7 Él, Yahveh, es nuestro Dios, sobre toda la tierra sus juicios. 8 Él recuerda por siempre su alianza - palabra que ordenó por mil generaciones -, 9 que pactó con Abrahán, que juró a Isaac, 10 que estableció por ley para Jacob, para Israel como alianza eterna, 11 cuando dijo: 'A t daré el pa s de Canaán como la parte de tu herencia'. 12 Siendo pocos en número, peque os y extranjeros, 13 en marcha entre naciones, de un reino a otro pueblo, 14 a nadie permitió que los vejasen y castigó a los reyes por su causa: 15 '¡No toquéis a mis ungidos, no hagáis da o a mis profetas!'. 16 Sobre el pa s llamó el hambre y fracturó las varas de llevar el pan. 17 Por delante mandó un hombre, fue vendido José como esclavo. 18 Afligieron sus pies con las cadenas y el hierro penetró hasta su alma, 19 hasta que vino el tiempo en que se cumplió el oráculo y el Se or acreditó sus palabras. 20 Mandó el rey que le soltaran, el due o de los pueblos ponerlo en libertad. 21 Lo nombró mayordomo de su casa, gobernador de todas sus haciendas, 22 con poder de obligar a sus magnates según su voluntad, y de ense ar sabidur a a sus ancianos. 23 Israel entró entonces en Egipto, Jacob vino a residir en la tierra de Cam. 24 Acreció él a su pueblo en gran manera y les hizo más fuertes que a sus mismos opresores. 25 Les trastornó el corazón para que odiasen a su pueblo y fueran alevosos con sus siervos. 26 Mandó a Moisés su servidor, a Aarón, que él eligiera, 27 e hicieron a su vista sus portentos, en el pa s de Cam sus maravillas. 28 Envió él las tinieblas y fue noche, mas ellos desafiaron su palabra. 29 Tornó en sangre sus aguas e hizo morir sus peces; 30 pululó el pa s de ranas en las cámaras mismas de los reyes; 31 ordenó y vinieron los insectos, los mosquitos en todas sus fronteras. 32 En lugar de la lluvia dio granizo y sobre el pa s, llamas de fuego; 33 azotó sus higueras y vi edos y destrozó en sus términos los árboles. 34 Dio la orden y vino la langosta, el pulgón en número incontable, 35 que comió toda la hierba de los campos y devoró los frutos de sus tierras. 36 Hirió en su pa s los primogénitos y las primicias de su vigor varonil. 37 Entonces los sacó, con plata y oro, sin que hubiera una falta entre sus tribus. 38 Egipto se alegró de su salida, pues el terror hab a ca do sobre ellos. 39 Desplególes la nube por cubierta y el fuego para hacerles luz de noche. 40 Ordenólo y vinieron codornices y les dio hasta la hartura pan del cielo. 41 Abrió una roca y brotó agua, que corrió en los eriales como un r o. 42 Recordó su promesa a Abraham su siervo 43 y condujo a su pueblo en alegr a, a sus electos entre cantos, 44 para entregarles las tierras de los pueblos, heredando el esfuerzo de naciones, 45 a fin de que guardaran sus preceptos y observaran sus leyes. Aleluya. |
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