Lucas 7 - Biblia Castilian 20031 Acabados todos sus discursos ante el pueblo, entró en Cafarnaún. 2 Un centurión ten a enfermo y a punto de morir un criado por el que sent a una gran estima. 3 Cuando oyó hablar de Jesús, le envió unos ancianos de los jud os, para rogarle que viniera a salvar a su criado. 4 Al llegar éstos ante Jesús, le suplicaban con mucho interés, diciéndole: 'Merece de verdad que le hagas este favor: 5 porque ama a nuestro pueblo, y él nos ha edificado la sinagoga'. 6 Entonces Jesús se fue con ellos. Pero, cuando estaba ya cerca de la casa, el centurión le mandó unos amigos para decirle: 'Se or, no te molestes; porque yo no soy digno de que entres bajo mi techo; 7 por eso, tampoco yo me he considerado digno de presentarme ante ti. Pero dilo de palabra, y que mi criado se cure. 8 Porque también yo, aunque no soy más que un subalterno, tengo soldados bajo mis órdenes, y le digo a uno: 'Ve', y va; y a otro: 'Ven', y viene; y a mi criado: 'Haz esto', y lo hace'. 9 Cuando Jesús oyó estas palabras, quedó admirado de él; y vuelto hacia la multitud que le segu a, dijo: 'Os digo que ni en Israel encontré tanta fe'. 10 Cuando los enviados volvieron a la casa, encontraron al criado ya sano. 11 A continuación se fue a una ciudad llamada Na n; iban con él sus disc pulos y una gran multitud. 12 Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, se encontró con que llevaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; la acompa aba un grupo numeroso de gente de la ciudad. 13 Al verla, el Se or sintió compasión de ella y le dijo: 'No llores más'. 14 Y llegándose al féretro, lo tocó. Los que lo llevaban, se pararon. Entonces dijo: '¡Joven! Yo te lo mando: levántate'. 15 El difunto se incorporó y comenzó a hablar; y Jesús se lo entregó a su madre. 16 Todos quedaron sobrecogidos de temor y glorificaban a Dios, diciendo: 'Un gran profeta ha surgido entre nosotros; Dios ha visitado a su pueblo'. 17 Y su fama se extendió por toda Judea y por toda la región cercana. 18 Los disc pulos de Juan le llevaron la noticia de todas estas cosas. Entonces Juan llamó a dos de ellos 19 y los envió a preguntar al Se or: '¿Eres tú el que tiene que venir, o hemos de esperar a otro?'. 20 Llegándose a él aquellos hombres, le dijeron: 'Juan el Bautista nos ha enviado a ti para preguntarte: '¿Eres tú el que tiene que venir, o hemos de esperar a otro?''. 21 En aquel momento curó a muchos de sus enfermedades y males y de esp ritus malignos, y a muchos ciegos les concedió la vista. 22 Y respondiendo, les dijo: 'Id a contar a Juan lo que habéis visto y o do: Los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia el evangelio a los pobres; 23 y bienaventurado aquel que en m no encuentre ocasión de tropiezo'. 24 Cuando los enviados de Juan se fueron, comenzó él a hablar de Juan a la gente: '¿Qué salisteis a ver al desierto: una ca a agitada por el viento? 25 Si no, ¿qué salisteis a ver: un hombre vestido con ropajes refinados? Bien sabéis que los que visten suntuosamente y viven con lujo habitan en los palacios reales. 26 Pues entonces, ¿qué salisteis a ver: a un profeta? Pues s, ciertamente: y mucho más que a un profeta. 27 Éste es aquel de quien está escrito: He aqu que yo env o ante ti mi mensajero, que preparará tu camino delante de ti. 28 Yo os digo: entre los nacidos de mujer, no hay ninguno mayor que Juan. Con todo, el más peque o en el reino de Dios es mayor que él'. 29 Al o rlo, todo el pueblo, incluso los publicanos, reconocieron los designios de Dios y recibieron el bautismo de Juan. 30 Pero los fariseos y los doctores de la ley frustraron el plan de Dios respecto de ellos mismos por rechazar aquel bautismo. 31 '¿A quién, pues, compararé los hombres de esta generación, y a quién se parecen? 32 Se parecen a los ni os sentados en la plaza y que gritan unos a otros aquello que dice: 'Os tocamos la flauta y no habéis bailado; entonamos lamentos y no habéis llorado'. 33 Porque ha llegado Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y dec s: '¡Está endemoniado!'. 34 Llegó el Hijo del hombre, que come y que bebe, y dec s: 'Éste es hombre comilón y bebedor, amigo de publicanos y pecadores'. 35 Pero la sabidur a fue reconocida por todas sus obras'. 36 Cierto fariseo le invitó a comer. Entró, pues, Jesús en la casa del fariseo y se puso a la mesa. 37 Y en esto, una mujer pecadora que hab a en la ciudad, al saber que él estaba comiendo en la casa del fariseo, llevó consigo un frasco de alabastro lleno de perfume, 38 y, poniéndose detrás de él, a sus pies, y llorando, comenzó a ba árselos con lágrimas y con sus propios cabellos se los iba secando; luego los besaba y los ung a con el perfume. 39 Viendo esto el fariseo que lo hab a invitado, se dec a para s: 'Si éste fuera [el] profeta, sabr a quién y qué clase de mujer es ésta que le está tocando: ¡es una pecadora!'. 40 Entonces tomó Jesús la palabra y le dijo: 'Simón, tengo que decirte una cosa'. Y él contestó: 'Dime, Maestro'. 41 'Cierto prestamista ten a dos deudores: el uno le deb a quinientos denarios; y el otro, cincuenta. 42 Como no pod an pagarle, a los dos les perdonó la deuda. ¿Cuál de ellos le estará más agradecido?'. 43 Simón le respondió: 'Supongo que aquel a quien más perdonó'. Entonces él le dijo: 'Bien has juzgado'. 44 Y volviéndose hacia la mujer, dijo a Simón: '¿Ves esta mujer? Cuando entré en tu casa, no me diste agua para los pies; ella, en cambio, me los ha ba ado con lágrimas y me los ha secado con sus cabellos. 45 No me diste el beso; ella, en cambio, desde que entré, no ha cesado de besarme los pies. 46 No me ungiste la cabeza con aceite; ella, en cambio, ha ungido mis pies con perfume. 47 Por lo cual, yo te lo digo, le quedan perdonados sus pecados, sus muchos pecados, porque ha amado mucho. Pero aquel a quien poco se le perdona, es que ama poco'. 48 Luego le dijo a ella: 'Perdonados te quedan tus pecados'. 49 Y comenzaron a decir entre s los comensales: '¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?'. 50 Pero él dijo a la mujer: 'Tu fe te ha salvado; vete en paz'. |
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