1 Reyes 18 - Biblia Castilian 20031 Después de mucho tiempo, en el a o tercero, habló Yahveh a El as y le dijo: 'Vete a ver a Ajab, porque voy a enviar lluvia sobre la haz de la tierra'. 2 Fue, pues, El as a presentarse a Ajab. El hambre arreciaba en Samar a. 3 Ajab mandó llamar a Abd as, mayordomo de palacio. Abd as era muy temeroso de Yahveh, 4 pues cuando Jezabel intentó exterminar a los profetas de Yahveh, Abd as recogió a cien profetas, los escondió en unas cavernas en dos grupos de cincuenta y les proveyó de pan y de agua. 5 Ajab dijo a Abd as: 'Vete por el pa s a todos los manantiales de aguas y a todos los torrentes, para ver si podemos encontrar hierba con que mantener los caballos y los mulos, y no tengamos que dejar perecer los ganados'. 6 Se repartieron, pues, el pa s para recorrerlo: Ajab se fue solo por un camino y Abd as se fue solo por otro. 7 Mientras Abd as iba por su camino, le salió al encuentro El as. Al reconocerlo, se postró rostro en tierra y exclamó: '¿Eres tú El as, mi se or?'. 8 Él le respondió: 'Yo soy. Vete a decir a tu amo que aqu está El as'. 9 Pero él le replicó: '¿Qué pecado he cometido yo, para que entregues a tu siervo en manos de Ajab y me mate? 10 ¡Por vida de Yahveh, tu Dios! No hay nación ni reino adonde mi se or no haya mandado a buscarte. Y cuando le dec an: 'No está aqu ', hac a jurar a aquel reino y a aquella nación que no te hab an encontrado. 11 Y ahora tú me dices: 'Vete a decir a tu se or que El as está aqu '. 12 Y sucederá que, cuando yo me aleje de ti, el esp ritu de Yahveh te llevará adonde yo no sepa; y después que yo se lo haya anunciado a Ajab, él no te encontrará, y entonces me matará, a pesar de que tu siervo teme a Yahveh desde su juventud. 13 ¿No le han contado a mi se or lo que hice cuando Jezabel asesinaba a los profetas de Yahveh? Yo escond en unas cavernas a cien profetas de Yahveh en dos grupos de cincuenta y les proporcioné pan y agua. 14 Y ahora tú me dices: 'Vete a decir a tu se or que El as está aqu '. ¡Ciertamente me matará!'. 15 Entonces exclamó El as: '¡Por vida de Yahveh Sebaot, a quien sirvo! Hoy mismo me voy a presentar delante de él'. 16 Entonces Abd as fue al encuentro de Ajab y le dio la noticia. Salió enseguida Ajab al encuentro de El as. 17 Al verlo Ajab, le dijo: '¿Eres tú, portador de calamidades en Israel?'. 18 Él le respondió: 'No soy yo el que trae calamidades a Israel, sino tú y la casa de tu padre, porque habéis abandonado los mandamientos de Yahveh, y os habéis ido tras de los baales. 19 Ahora, manda reunir en torno m o a todo Israel en el monte Carmelo, as como a los cuatrocientos cincuenta profetas de Baal que comen a la mesa de Jezabel'. 20 Ajab mandó aviso a todos los israelitas y reunió a los profetas en el monte Carmelo. 21 Entonces El as se presentó ante todo el pueblo y les dijo: '¿Hasta cuándo vais a andar cojeando de un lado y de otro? Si Yahveh es Dios, seguidlo; si lo es Baal, id tras él'. Pero el pueblo no respondió palabra. 22 Entonces El as siguió diciendo al pueblo: 'Yo soy el único profeta de Yahveh que queda, mientras que los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta. 23 Que nos traigan ahora dos novillos; que ellos elijan uno, que lo descuarticen y lo coloquen sobre la le a, pero sin poner fuego. Y yo prepararé el otro novillo y lo colocaré sobre la le a, pero sin poner fuego. 24 Luego invocad el nombre de vuestro dios, y yo invocaré el nombre de Yahveh. El dios que responda con el fuego, ése es Dios'. Y todo el pueblo respondió: '¡Está bien la propuesta!'. 25 Dijo entonces El as a los profetas de Baal: 'Elegid un novillo y preparadlo vosotros primero, puesto que sois más numerosos. Invocad el nombre de vuestro dios, pero no prendáis fuego'. 26 Tomaron ellos el novillo que se les hab a tra do y, después de prepararlo, estuvieron invocando el nombre de Baal desde la ma ana hasta el mediod a, diciendo: '¡Baal, respóndenos!'. Pero no hubo ni voz ni respuesta. Entre tanto, ellos danzaban cojeando junto al altar que hab an hecho. 27 Hacia mediod a dec ales El as en tono burlón: '¡Gritad más fuerte, pues es dios! Pero quizá esté cavilando, o estará demasiado ocupado o tal vez de viaje; acaso estará dormido, y hay que despertarlo'. 28 Y ellos segu an gritando más fuerte, al par que, conforme a su costumbre, se hac an incisiones con cuchillos y lancetas, hasta chorrearles la sangre. 29 Pasado el mediod a, se entregaron a arrebatos proféticos, hasta la hora de ofrecer la oblación; pero no hubo voz ni escucha ni respuesta. 30 Entonces El as dijo a todo el pueblo: 'Acercaos a m '. Y se acercaron todos a él. Él reparó el altar de Yahveh, que hab a sido demolido. 31 El as tomó luego doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien Yahveh hab a dicho: 'Israel será tu nombre'. 32 Con las piedras construyó un altar al nombre de Yahveh; en torno al altar hizo una zanja de una capacidad como para dos seás de semilla. 33 Dispuso luego la le a, descuartizó el novillo y lo puso sobre la le a. 34 Y ordenó: 'Llenad de agua cuatro cántaros y derramadla sobre el holocausto y sobre la le a'. Y a adió: 'Repetidlo una vez más'. Y lo repitieron. Aún insistió: 'Hacedlo por tercera vez'. Y por tercera vez lo hicieron. 35 El agua corr a en torno al altar, e incluso la zanja se llenó de agua. 36 Llegado el tiempo de ofrecer la oblación, se acercó el profeta El as y exclamó: '¡Yahveh, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel! Que se reconozca hoy que tú eres el Dios de Israel y yo tu siervo, y que por orden tuya he realizado todas estas cosas. 37 Respóndeme, Yahveh, respóndeme, para que conozca este pueblo que tú, Yahveh, eres Dios, y que tú convertirás su corazón!'. 38 Cayó entonces fuego de Yahveh que consumió el holocausto juntamente con la le a, las piedras y la tierra, y aun secó el agua de la zanja. 39 Al presenciar esto todo el pueblo, todos cayeron rostro en tierra y exclamaron: '¡Yahveh es Dios, Yahveh es Dios!'. 40 Ordenó entonces El as: 'Prended a los profetas de Baal, que no escape ni uno'. Los prendieron y El as los hizo bajar al torrente Quisón y all los degolló. 41 Después dijo El as a Ajab: 'Sube, come y bebe, porque ya se percibe el ruido de la lluvia'. 42 Subió, pues, Ajab a comer y a beber, en tanto que El as subió a la cima del Carmelo y, postrándose en tierra, puso su rostro entre las rodillas. 43 Y dijo a su criado: 'Sube y mira hacia el mar'. Subió a mirar y dijo: 'No hay nada'. Pero él le dijo: 'Vuelve siete veces'. 44 Y a la séptima vez exclamó: 'Por el mar se levanta una nubecilla como la palma de la mano de un hombre'. Entonces dijo él: 'Sube a decir a Ajab: 'Engancha el carro y baja, no sea que luego te lo impida la lluvia''. 45 En pocos instantes se cubrieron los cielos de nubes borrascosas y se desencadenó una lluvia torrencial. Subió Ajab a su carro y se marchó hacia Yizreel. 46 La mano de Yahveh se posó sobre El as, quien se ci ó la cintura y fue corriendo delante de Ajab hasta la entrada de Yizreel. |
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