Por cierto, de la sangre de ustedes yo habré de pedirles cuentas. A todos los animales y a todos los seres humanos pediré cuentas de la vida de sus semejantes.
Salmos 9:12 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 El vengador de los inocentes se acuerda de ellos; no pasa por alto el clamor de los afligidos. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Porque el que demanda la sangre se acordó de ellos; No se olvidó del clamor de los afligidos. Biblia Nueva Traducción Viviente Pues el vengador de los que son asesinados cuida de los indefensos; no pasa por alto el clamor de los que sufren. Biblia Católica (Latinoamericana) Pues pide cuentas por la sangre vertida, se acuerda de los oprimidos y no olvida su clamor. La Biblia Textual 3a Edicion Porque Aquél que demanda la sangre° se acordó de ellos, No ha olvidado el clamor de los humildes. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Zain. Celebrad al Señor, que mora en Sión, proclamad entre las gentes sus acciones. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Cuando demanda la sangre, se acuerda de ellos; no se olvida del clamor de los humildes. |
Por cierto, de la sangre de ustedes yo habré de pedirles cuentas. A todos los animales y a todos los seres humanos pediré cuentas de la vida de sus semejantes.
incluso por haber derramado sangre inocente, con la cual inundó a Jerusalén. Por lo tanto, el Señor no quiso perdonar.
Pero tú ves la maldad y la aflicción, las tomas en cuenta y te harás cargo de ellas. Las víctimas se encomiendan a ti; tú eres la ayuda de los huérfanos.
Tú, Señor, escuchas el deseo de los indefensos, les infundes aliento y atiendes a su clamor.
Porque él no desprecia ni tiene en poco el sufrimiento del pobre; no esconde de él su rostro, sino que lo escucha cuando a él clama.
Los carros de guerra de Dios se cuentan por millares; del Sinaí vino en ellos el Señor para entrar en su santuario.
Acuérdate del pueblo que adquiriste desde tiempos antiguos, de la tribu que redimiste para que fuera tu posesión. Acuérdate de este monte Sión, que es donde tú habitas.
Allí hizo pedazos las centelleantes saetas, los escudos, las espadas, las armas de guerra. Selah
Pero el Señor siguió diciendo: —Ciertamente he visto la opresión que sufre mi pueblo en Egipto. Los he escuchado quejarse de sus capataces y conozco bien sus penurias.
Han llegado a mis oídos los gritos desesperados de los israelitas y he visto también cómo los oprimen los egipcios.
¡Estén alerta! El Señor va a salir de su morada para castigar la maldad de los habitantes de la tierra. La tierra pondrá al descubierto la sangre derramada; ya no ocultará a sus muertos.
Aquí me tienen, con los hijos que el Señor me ha dado. Somos en Israel señales y presagios del Señor de los Ejércitos, que habita en el monte Sión.
Así recaerá sobre ustedes la culpa de toda la sangre justa que ha sido derramada sobre la tierra. Sí, desde la sangre del justo Abel hasta la de Zacarías, hijo de Berequías. A este, ustedes lo asesinaron entre el santuario y el altar.
Ellos derramaron la sangre de creyentes y de profetas, y tú les has dado a beber sangre, como se lo merecen».
Entonces se deshicieron de los dioses extranjeros que había entre ellos y adoraron al Señor. Y el Señor no pudo soportar más el sufrimiento de Israel.