»¡Alégrense los cielos, regocíjese la tierra! Digan las naciones: “¡El Señor es Rey!”.
Salmos 47:8 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 Dios reina sobre las naciones; Dios está sentado en su santo trono. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 Reinó Dios sobre las naciones; Se sentó Dios sobre su santo trono. Biblia Nueva Traducción Viviente Dios reina sobre las naciones, sentado en su santo trono. Biblia Católica (Latinoamericana) Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su santo trono. La Biblia Textual 3a Edicion ¡’Elohim reina sobre las naciones! ¡’Elohim se sienta en su santo trono! Biblia Serafín de Ausejo 1975 De la tierra entera él es el rey, cantadle con destreza. Biblia Reina Valera Gómez (2023) Dios reina sobre las naciones: Sentado está Dios sobre el trono de su santidad. |
»¡Alégrense los cielos, regocíjese la tierra! Digan las naciones: “¡El Señor es Rey!”.
Juzgará a las naciones y amontonará cadáveres; aplastará cabezas en toda la tierra.
Grande es el Señor y digno de suprema alabanza; en la ciudad de nuestro Dios está su monte santo.
La justicia y el derecho son el fundamento de tu trono, y tus heraldos, el amor y la verdad.
Porque tú me has hecho justicia, me has vindicado; tú, Juez justo, ocupas tu trono.
El Señor reina, revestido de esplendor; el Señor se ha revestido de grandeza y ha desplegado su poder. Ha establecido el mundo con firmeza; jamás caerá.
Digan las naciones: «¡El Señor reina!». Ha establecido el mundo con firmeza; jamás será removido. Él juzga a los pueblos con equidad.
¡El Señor es Rey! ¡Regocíjese la tierra! ¡Alégrense las costas más remotas!
El Señor es rey: que tiemblen las naciones. Él tiene su trono entre los querubines: que se estremezca la tierra.
El Señor será rey sobre toda la tierra. En aquel día el Señor será el único Dios y su nombre será el único nombre.
»¡Maldito sea el tramposo que, teniendo un macho aceptable en su rebaño, se lo dedica al Señor y luego le ofrece un animal mutilado! Porque yo soy el gran Rey —dice el Señor de los Ejércitos— y mi nombre es temido entre las naciones.
Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir la misericordia y encontrar la gracia que nos ayuden oportunamente.
Después oí voces como el rumor de una inmensa multitud, como el ruido de muchas aguas y como el retumbar de potentes truenos, que exclamaban: «¡Aleluya! Ya ha comenzado a reinar el Señor, nuestro Dios Todopoderoso.
Luego vi un gran trono blanco y a alguien que estaba sentado en él. De su presencia huyeron la tierra y el cielo, sin dejar rastro alguno.