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Proverbios 31:9 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022

¡Levanta la voz y hazles justicia! ¡Defiende a los pobres y necesitados!».

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Montre Interlinear Bible

Plis vèsyon

Biblia Reina Valera 1960

Abre tu boca, juzga con justicia, Y defiende la causa del pobre y del menesteroso.

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Biblia Nueva Traducción Viviente

Sí, habla a favor de los pobres e indefensos, y asegúrate de que se les haga justicia.

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Biblia Católica (Latinoamericana)

Abre la boca y juzga a los pobres y afligidos con verdadera justicia.

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La Biblia Textual 3a Edicion

Abre tu boca y da sentencia justa, Y defiende al pobre y al necesitado.

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Biblia Serafín de Ausejo 1975

abre tu boca y juzga con rectitud, defiende al pobre y al desdichado.

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Biblia Reina Valera Gómez (2023)

Abre tu boca, juzga con justicia, y defiende la causa del pobre y del necesitado.

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Lòt tradiksyon



Proverbios 31:9
30 Referans Kwoze  

David reinó sobre todo Israel, gobernando al pueblo entero con justicia y rectitud.


Si el pobre recurría a mí, yo lo rescataba y también al huérfano si no tenía quien lo ayudara.


Defiendan la causa del débil y del huérfano; háganles justicia al pobre y al oprimido.


El rey detesta las malas acciones, porque el trono se afirma en la justicia.


Cuando el rey se sienta en el tribunal, con su sola mirada barre toda maldad.


El justo se ocupa de la causa del desvalido; el malvado ni sabe de qué se trata.


¡Aprendan a hacer el bien! ¡Busquen la justicia y restituyan al oprimido! ¡Aboguen por el huérfano y defiendan a la viuda!».


Tus gobernantes son rebeldes, cómplices de ladrones; todos aman el soborno y van detrás de las recompensas. No abogan por el huérfano ni se ocupan de la causa de la viuda.


sino que juzgará con justicia a los necesitados, y dará un fallo justo en favor de los pobres de la tierra. Herirá la tierra con la vara de su boca; matará al malvado con el aliento de sus labios.


Adviértele a la dinastía de David que así dice el Señor: »“Hagan justicia cada mañana y libren al explotado del poder del opresor. No sea que mi ira se encienda como un fuego y arda sin que nadie pueda extinguirla, a causa de la maldad de sus acciones.


Así dice el Señor: ‘Practiquen el derecho y la justicia. Libren al oprimido del poder del opresor. No maltraten ni hagan violencia al extranjero, ni al huérfano ni a la viuda, ni derramen sangre inocente en este lugar.


«Vienen días», afirma el Señor, «en que de la simiente de David haré surgir un Renuevo justo; él reinará con sabiduría en la tierra, y practicará el derecho y la justicia.


gordos y elegantes. Sus obras de maldad no tienen límite: no hacen justicia al huérfano, para que su causa prospere; ni defienden tampoco el derecho de los menesterosos.


Por tanto, yo ruego a Su Majestad aceptar el consejo que le voy a dar: Renuncie usted a sus pecados y actúe con justicia; renuncie a su maldad y sea bondadoso con los oprimidos. Tal vez su prosperidad pueda continuar».


»No perviertas la justicia, ni te muestres parcial en favor del pobre o del rico, sino juzga a todos con justicia.


«Así dice el Señor de los Ejércitos: »“Juzguen con verdadera justicia; muestren amor y compasión los unos por los otros.


¡Alégrate mucho, hija de Sión! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu rey viene hacia ti, justo, victorioso y humilde. Viene montado en un burro, en un burrito, cría de asna.


No juzguen por las apariencias; juzguen con justicia.


Además, en aquel tiempo di a sus jueces la siguiente orden: «Atiendan todos los litigios entre sus hermanos y juzguen con imparcialidad, tanto a los israelitas como a los extranjeros.


Has amado la justicia y odiado la maldad; por eso Dios, tu Dios, te ha ungido con aceite de alegría, te prefirió a ti por encima de tus compañeros».


Luego vi el cielo abierto y apareció un caballo blanco. Su jinete se llama Fiel y Verdadero. Con justicia dicta sentencia y hace la guerra.


Jonatán habló a su padre Saúl en favor de David: —¡No vaya Su Majestad a pecar contra su siervo David! —rogó—. Él no le ha hecho ningún mal; al contrario, lo que ha hecho ha sido de gran beneficio para usted.


—¿Y por qué ha de morir? —reclamó Jonatán—. ¿Qué mal ha hecho?