El cetro no se apartará de Judá, ni de entre sus pies el bastón de mando, hasta que llegue el verdadero rey, quien merece la obediencia de los pueblos.
Mateo 12:30 - Biblia Nueva Versión Internacional 2022 »El que no está de mi parte está contra mí; y el que conmigo no recoge esparce. Plis vèsyonBiblia Reina Valera 1960 El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama. Biblia Nueva Traducción Viviente »El que no está conmigo, a mí se opone, y el que no trabaja conmigo, en realidad, trabaja en mi contra. Biblia Católica (Latinoamericana) El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. La Biblia Textual 3a Edicion El que no está conmigo, está contra mí,° y el que conmigo no recoge, desparrama. Biblia Serafín de Ausejo 1975 Quien no está conmigo, está contra mí; y quien conmigo no recoge, desparrama. Biblia Reina Valera Gómez (2023) El que no es conmigo, contra mí es, y el que conmigo no recoge, desparrama. |
El cetro no se apartará de Judá, ni de entre sus pies el bastón de mando, hasta que llegue el verdadero rey, quien merece la obediencia de los pueblos.
¿Quién se levantará a defenderme de los malvados? ¿Quién se pondrá de mi parte contra los malhechores?
Unos dan a manos llenas y reciben más de lo que dan; otros retienen indebidamente sus bienes y acaban en la miseria.
El pueblo de Judá se reunirá con el pueblo de Israel y nombrarán un solo jefe; resurgirán en su país, porque grande será el día de Jezrel.
»¿O cómo puede entrar alguien en la casa de un hombre fuerte y arrebatarle sus bienes a menos que primero lo ate? Solo entonces podrá robar su casa.
»Nadie puede servir a dos señores, pues menospreciará a uno y amará al otro o querrá mucho a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas.
»El que no está de mi parte está contra mí; y el que conmigo no recoge esparce.
—No se lo impidan —respondió Jesús—, porque el que no está contra ustedes está a favor de ustedes.
y no solo por esa nación, también por los hijos de Dios que estaban dispersos, para congregarlos y unificarlos.
Pero si les parece mal servir al Señor, elijan ustedes mismos a quiénes van a servir: a los dioses que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates o a los dioses de los amorreos, en cuya tierra ustedes ahora habitan. Por mi parte, mi familia y yo serviremos al Señor».
Josué, que acampaba cerca de Jericó, levantó la vista y vio a un hombre de pie frente a él, espada en mano. Josué se acercó y preguntó: —¿Es usted de los nuestros o del enemigo?
Aunque salieron de entre nosotros, en realidad no eran de los nuestros; si lo hubieran sido, se habrían quedado con nosotros. Su salida sirvió para comprobar que ninguno de ellos era de los nuestros.